02 marzo 2011

El final de un capítulo.

Era bien entrada la noche. Llovía. Aunque eso no es algo muy notable. Aquí siempre llueve. Londres parece yacer bajo un perpetuo grifo.
Las gotas de lluvia repiqueteaban contra la ventana, y el espectro pálido del otro lado me miraba, al tiempo que yo la miraba a ella. Las campanadas del viejo reloj de la cocina retumbaron en mis oídos, absorbiendo la lluvia con su monótono tic-tac. Aquel reloj siempre había sido un experto a la hora de quitarme el sueño, pero ese día fue diferente. Ese día me encontró completamente despierta. Aunque no era cosa del azar.
Esa noche, como todas las noches del último mes, la medianoche siempre me encontraba despierta. Deshecha, destrozada y rota, pero despierta.
Las doce. Parecía de niños como yo aún esperaba. Pero lo hacía, allí estaba ¿Qué no había aprendido nada? ¿Qué los últimos 30 días de decepciones no me habían servido de algo? Si, deberían de haberme enseñado algo, pero aún había una parte de mí que se rehusaba a aceptar esa realidad. Tercamente, como todos los otros días, mis ojos se iban a la ventana, espiando, expectante, la salida del sol, la sombra acechante que yacía sobre mi patio, sobre el desusado buzón cubierto de polvo y atiborrado de facturas, sobre los desechos de varias semanas, acumulados en la basura.
Ya ni el perro del vecino pasaba por aquí. La casa se perdía en el tiempo, tragada por el polvo que ni el grifo permanente de Londres conseguía expiar. Todas las casas del poblado parecían sumergidas en una neblina acuosa, cargada de recuerdos del país que antaño bullía de felicidad.
La cosa es otra ahora.
Seis años. Habían pasado seis años desde que la tragedia se había llevado la alegría de la mayor parte de Europa. Seis años ¿Tanto tiempo ya?
Aún faltaban tres horas para el amanecer, cuando un ruido nuevo llamó mi atención. Hace rato que había parado de llover, pero no era eso. Había luces en las otras casas, como si volvieran a la vida después de mucho tiempo. Había risas, y gritos de alegría.
¿Sería posible?
Sin pensarlo, salí descalza de mi habitación, crucé el patio y corrí hacia la casa del frente, golpeándome la cabeza con el naranjo lleno de azahares de la vecina y cayendo de espaldas al suelo. Me incorporé, aturdida, y fui hasta la puerta. Aún estaba viendo estrellas cuando un niño sonriente me abrió. Hacía ya años que nadie sonreía por aquí.
"¿Qué ha pasado?" pregunté, sin darle chance siquiera de hablar. Sorprendido por mi actitud - y probablemente asustado por mi apariencia- el niño se dio la vuelta y corrió a llamar a su madre. La señora lo aprehendió hacia sí con aire protector, y luego me miró de la cabeza a los pies. Podía escuchar la radio en la salita, y los gritos de euforia de todo el vecindario.
"¿Ha terminado? ¿Volverán?" Insistí. El niño pareció olvidarse que lo había asustado y me sonrió de oreja a oreja. Eso debió de absolverme ante los ojos de su madre, porque me sonrió con amabilidad, y colocó una manta sobre mis hombros.
"Debes de estar helada" dijo "Ven a la salita a tomarte algo"
Me tomó del brazo hasta un amplio sofá, y puso frente a mí una taza de té. "No lo harán oficial hasta dentro de unas horas" dijo, señalando la radio "Pero puedes darlo por hecho"
¿¡Unas horas?! La paciencia nunca fue una de mis aptitudes ¡Ya había esperado seis años!
"Perdone" me excuse, movida por la urgencia "¿Dar qué por seguro?"
Los dos volvieron a sonreír, y entonces ella pronunció las palabras que jamás olvidaré, ya que, para mí, fueron el soplo de viento que removió, de golpe, todo el sufrimiento y la ansiedad de la espera solitaria:
"La guerra ha terminado. Volverán a casa."

...

La entrada de hoy es, en realidad, mi tarea de ortografía. Me gustó como quedó, así que decidí subirla aquí, jeje. La tarea consistía en redactar un texto coherente con una lista de palabras dada por la profesora (las palabras en negritas). No tienen idea lo dificil que es pensar en una historia donde incluir las palabras aspiar, actitud y espectro que no termine con el protagonista siendo admitido en un manicomio...

Al final, se me ocurrió escribir sobre una joven en una ciudad fantasma, atrapada en la guerra, esperando indeterminadamente el final de tan horrible capítulo (siendo algo escrito por mí, es inevitable que termine bien, jajaja)

En fin, espero les guste (: yo me divertí escribiendola.

Au revoir~



S. C. (co-bloggeando con KyokoD)

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