Desvaríos de una joven soñadora.

"Un amigo es aquel que sabe todo de ti, y sin embargo sigue siendo tu amigo"
Kurt Cobain.

Tiendo a ser excesivamente dramática, a derrumbarme en momentos inoportunos, a llorar por tonterías, y a tomarme todo lo que las personas me dicen muy, MUY a pecho, así en el fondo sepa que están bromeando. No lo voy a negar, soy una persona terriblemente sensible, una "drama queen" con corona de papel y cetro de chocolate que se sienta en su reino sin súbditos a matar el aburrimiento montando el espectáculo de turno para ella sola.

Usualmente mis dramas sin sentido me duran unos diez minutos... El tiempo que toma un incendio en consumir toda una habitación. Y son infinitamente más inofensivos que eso. Pero hay unos que perduran. Me he pasado semanas dándole vueltas a un mismo tema en la cabeza, algo que a ustedes podría parecerles una tontería (como la vez que un compañero de clase me dijo que me parecía a cierto personaje de película que no voy a mencionar, y todos en el salón comenzaron a llamarme así), pero que para mi a sido motivo de llanto, sufrimiento... Y claro, DRAMA.
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Drama Drama Drama Drama Drama

¡Drama!
¡Y luego tengo el valor de decir que estoy harta del drama, cuando encabeza mi lista de Top Trends!
Me pregunto si estoy será parte de quien soy, una de esas cosas que tienes que soportar de una persona para toda la vida. Dicen que los cambios emocionales durante la adolescencia se deben a los continuos procesos hormonales, que son los procesos de nuestro cuerpo los que hacen que nos portemos de una manera u otra... Pero, a decir verdad, decirlo de esa manera me hace sentir como si tuviera una enfermedad terminal o algo parecido. Y ahora que lo pienso, me recuerdo haciendo berrinches a los cinco años sólo porque la actriz bonita de la telenovela acababa de hacerlo ¡No puedes culpar a las hormonas por eso!
Vale, pueden culpar a la televisión, pero no soy una persona tan influenciable.
En fin, si tuviera que definirme en tres palabras, estoy segura de que esa sería una de ellas, después de "estrés" (No estoy segura de la tercera, pero sería algo como Despistada, Soñadora o algo parecido).
En serio, hay momentos en que incluso yo me encuentro insoportable, y hoy vine a hablarles de esas personas que, día a día, han aprendido a lidiar con mi dramático ser, tanto que ya incluso han hecho que me sienta cómoda siendo yo misma junto a ellos. Esas personas que no tienen ningún problema en pelear conmigo por cosas tan tontas como amores platónicos, situaciones ficticias exageradamente fantasiosas, sentimientos de abandono falsos (como la vez que me dejaron botada por un plato de pollo frito) y tonterías como a quién le toca ir hasta el filtro a llenar mi cantimplora.
No me refiero a mi familia- aunque ellos también merecen algo de crédito ¡Diecisiete años de telenovela no son cosa fácil para nadie!- sino de mis amigos. Aquellos que eligieron estar conmigo porque sí y no por obligación. Que se sientan conmigo todos los días en los ratos libres y me impiden acercar la vista a un libro (así tenga examen de ciencia nucleocósmica cinco minutos después y no me haya aprendido ni el nombre del tema), los que me hacen reír incluso cuando estoy "enojada" con ellos (soy un asco enojándome con la gente, por cierto ¡No duro ni cinco minutos!) y se aparecen en mi casa a las cinco de la tarde con una pizza y dos cubos de helado.
Esta entrada va dedicada a todos ellos. Gracias por estar allí, por darme ánimos cuando me moría de nervios, por darme ese abrazo que tanto necesitaba, y por decir las cosas más incoherentes que esta joven soñadora ha tenido la dicha de escuchar, y llenar mis días de colegio de historias, recuerdos y peripecias que nunca olvidaré (Es que, en serio, ya me imagino con setenta años, contándole a mis nietos cosas como "¿Ya les conté que estuve en un grupo instrumental en mi adolescencia?" "¿Saben que una vez me tocó hacer una obra en francés, y terminé con una peluca verde de cartulina y un creyón con una estrellita pegada, mientras mi amiga corría tras la protagonista con un hacha de cartulina?" "¿Les dije que una vez casi hago una torta con harina pan?" y, conociéndome, se las habré contado ya unas quinientas veces).
Pero más que nada gracias, porque son ustedes los que me han ayudado a sonreír cada vez que uno de mis ataques dramáticos amenaza con borrarme la sonrisa, y por hacerme sentir feliz y aceptada, y no sólo una espectadora de un programa de televisión donde todos se llevan bien y todos son amigos. Son los mejores amigos que una podría pedir, y no me imagino mis mañanas ahora que no voy a verlos todos los días, ahora que cada uno se va por su lado, y no volveré a sentarme en las escaleras con mi uniforme y mis apuntes que nunca leo. Una parte importante de mi vida se va, y no puedo sino preguntarme que será de mi ahora...
¿Ven? Ya estoy exagerando otra vez ¡Y eso que aún me quedan dos semanas de colegio!
Ahora en serio, esta entrada es para agradecerles a ustedes, a todos y cada uno de ustedes, por ser quienes son, y hacer que esta aspirante a escritora se aferre tanto a sus años de estudiante que tenga miedo de soltarse y enfrentarse al mundo real.

Gracias por saber todos mis defectos, y aún así, seguir siendo mis amigos.
¿Suena como una despedida? Pues no lo es ¡No crean que van a librarse de mi tan facilmente!

Mis amigos están locos
No lo voy a negar
Pero así los prefiero
Porque si normales fueran
No habría de que conversar
Por que con todas sus locuras
Y el no parar de gritar
No me queda mas remedio
Que el de aceptar
Que ni en el manicomio
Les dejaran entrar
Pero aun así
También debo aceptar
Que es el hecho de estar locos
El que me hace ver normal
O bueno ni tanto
Por que debo de admitir
Que su actitud tan extraña
Siempre me hace sonreír.
Por eso nunca
Los pienso cambiar
Por que con mis extraños amigos
Es con quienes quiero estar.

(¡Primera vez que escribo un poema que rima!

Vale, me callo...)
Sin más nada que decir, se despide dramáticamente, y desparece detrás de una cortina de humo...

S.C. (co-bloggeando con KyokoD y Limón)

<3