01 mayo 2013

A mi personaje shakesperiano favorito

(¡Hola! Sí, sigo viva, lamento la prolongada ausencia, pero he estado bastante ocupada...
En fin, a eso no es a lo que vine. Hoy estamos de fiesta, gente. Lean y descubrirán a qué me refiero. )


Arthur Hughes, ca. 1863 - 64.
Óleo en lienzo.
Las féminas descritas por William Shakespeare, a pesar de ser caracterizadas, en algunos casos, por impulsivas y desquiciadas (cosa que descartaremos, por el bien de la analogía) son también inteligentes, cargadas de lógica e ingenio y portadoras de una voluntad y una decisión indomables. Son resistentes como su recuerdo a lo largo de los siglos, como los pilares de una catedral que sólo canta himnos a su recuerdo,  y están dispuestas a luchar hasta el último aliento por conseguir lo que quieren (Después de todo, si apartamos lo irracional de la decisión, y ya he pedido que lo hagamos, ¿No dio Julieta su propia vida por conquista el amor verdadero?).
Y no hablo sólo de Shakespeare. Muchos personajes femeninos, de una manera u otra, han trascendido a la historia. Han dejado sus huellas en el libro de la inmortalidad, sus resistentes pisadas, reales o ficticias, un ejemplo y leyenda que aun hoy en día es contada y lo será por varias generaciones futuras.
El personaje del que hablaremos hoy, sin embargo, no es Julieta, ni Lady Macbeth, ni Viola...
Hoy, damas y caballeros, hablaremos de mi querida Ofelia.
 
¿Por qué? ¡Pues porque hoy, esta futura médico cumple nada más y nada menos que dieciocho primaveras!
(Todavía no domino el secreto y delicado arte que es la preparación de ponquecitos, así que espero que estos, si bien virtuales, sean suficientes)

Amante de los clásicos, mi guía cuando quiero escribir alguna frase en italiano (o entenderlo, en cualquier caso) y mi fiel compañera en la aventura epopéyica rapsódica que es estudiar medicina, su actitud no sólo supera con creces a su homóloga en tinta en papel, sino que, además, esta se las arregla para estudiar para siete materias en el proceso (Próximamente serán nueve, pero mi finalidad en este momento no es de ningún modo deprimirte).
¡Y sale bien, gente!  ¡Quiero verlos intentarlo!
Quería dedicarte una novela, pero me temo que, de aquí a que consiga publicarla (o pasar del segundo capítulo, de cualquier manera), tendrás al menos veinticinco (y por el bien de mi futuro, espero que mi ausencia de transporte o recursos monetarios haya dejado de ser entonces razón por la cual no puedo darte un regalo decente).
De cualquier manera, aprovecharé este blog para felicitarte en tu día, ya que temo que llamarte a esta hora y decírtelo yo misma ponga en peligro el que decidas cursar las materias conmigo en el próximo año. Como tu contraparte, marcas las vidas de todos los que te rodean (si bien, con todo el corazón, no te deseo el mismo final), y a pesar de que sólo te conozco desde hace un año,  espero desde ya que sigamos siendo amigas por el resto de nuestra muy, muy, MUY larga carrera.
Por todas las cosas buenas que te componen, dignas de la heroína de una novela, te mereces la mejor vida del mundo. Que todas tus metas se realicen, que consigas el último tomo de Los Juegos del Hambre en la librería, que nunca pierdas esa paciencia incalculable que te ha hecho soportarme hasta ahora, y que jamás pierdas el optimismo y la sonrisa que te caracterizan, incluso cuando nos toca el peor de los profesores.
Gracias, Ofe, por todo, y nos vemos en unos días,
Sinceramente,
S.C. (co-bloggeando con KyokoD y Limón)
 
P.D.: ¡Ya puedes votar! :D 


 

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