06 septiembre 2012

Felices en Nunca Jamás

Antes de irme, les debo esto xD Las dos escenas que dije que subiría hace como tres siglos.
Pronto las que vienen :)


Escena 3:

Yo no me doy por vencido, yo quiero casarme contigo…y blah, blah, blah.
(Suben a escena dos naipes, y dejan allí un letrero, donde se lee el nombre del bar, al mismo tiempo se llevan la lámpara y la planta. Luego entra el camarero, con una bandeja llena de vasos y una jarra, y comienza a limpiar los vasos. Tras el sube el príncipe1, con cara de abatido.)
Príncipe 1: (Sentándose a la mesa) Ya no sé qué hacer con ella (cubriéndose la cabeza con las manos)
Cantinero: (Acercándose al príncipe) ¿Qué le puedo traer, majestad?
Principe1: Dame lo de siempre, (hace una pausa) y que sea doble.
Cantinero: ¿Mal día, alteza?
Príncipe1: El peor, amigo mío.
(El cantinero se va)
Príncipe1: (A la audiencia) ¿Qué se supone que haga? ¡Ella ni siquiera quiere verme!
(Música de fondo: No soy el único de Reinaldo Álvarez. Entra a escena otro príncipe, que en realidad tiene cara de delincuente,  y se sienta al lado de príncipe1)
Príncipe2: ¡Charrascopio!
Príncipe1: ¡Lisbeto!
Príncipe2: (mira detenidamente a su amigo) ¿Pero qué te pasa? ¿Por qué esa cara?
Príncipe1: Ni te imaginas.
(En eso entra el cantinero, con una bandeja de galletas y dos jugos de cajita.)
Cantinero: Su orden, majestad (deja las cosas en la mesa, y mira al príncipe2) ¿Y para usted?
Príncipe2: Algo de tomar, nada más. Y que sea fuerte.
(El cantinero asiente y se retira con la bandeja)
Príncipe2: A ver, cuéntame. ¿Qué te pasa?
Príncipe1: (tomándose el jugo como niñito) No quiero hablar de eso.
(El cantinero entra con una botella de… Matacalor, que entrega al Príncipe2.  Este la destapa  lo más “varonilmente” posible y se la toma de un trago (de nuevo, lo más varonilmente posible))
Príncipe2: Esta bien, no me digas nada entonces.
(El cantinero entra, deja dos sillas más en la mesa y se va)
Príncipe1: Dale, te cuento. Es todo culpa de Blancanieves.
Príncipe2: ¿Blancanieves? ¿La chica del mango?
Príncipe1: Esa misma. Las cosas no salieron como yo quería.
Príncipe2: (intrigado) ¿De qué hablas? ¿No se casaron?
Príncipe1: Todo parecía ir bien. Encontré a la damisela en peligro, vencí a la malvada bruja.
Cantinero: (que acababa de entrar, metiéndose en la conversación) ¿No fue el rey el que la metió a prisión?
Príncipe1: (despectivo) ¿Y a ti quién te preguntó?
Cantinero: (bastante ofendido) Vine a avisarles, majestades, que tres amigos suyos están en camino.
Príncipe1: A bueno, hubiera dicho eso antes.
(El cantinero, sumamente ofendido, se retira. Tres príncipes más entran a escena, todos vestidos de gala.)
Príncipe2: ¡Al fin llegan! ¡Los estábamos esperando!
Príncipe3: ¡Es ese mal… (Se escucha pito de grosería) carruaje! ¡Más lento no podría ser!
Príncipe4: (señalando hacia el público) ¡Shh! ¡Hay niños presentes!
Príncipe2: Aunque, pensándolo bien, nada nos habría costado gastar un poco más en escenografía.  Después de todo, ¡Somos príncipes!
Príncipe3: (molesto) Si los demás no pagan ¿por qué yo sí? ¡Mi dinero es mío, y no pienso dar ni medio!
Príncipe1: Entonces ahora paga las consecuencias, montándote en la buseta de barrio, como todos los demás.
Príncipe5: (tono de niño malcriado) ¿Tienen idea del calor que hace allí? ¡Mi padre se enterará de esto!
Príncipe2: ¡Cállense la… (Se detiene de golpe. Recuerda que hay niños presentes en la audiencia. Los mira un momento y luego vuelve a mirar a sus amigos) boca. Estamos en medio de una situación importante.
Príncipe5: ¿Ah sí? ¿Y se puede saber cuál es?
Príncipe2: (pasa el brazo por encima del hombro de príncipe1) Charrascopio estaba punto de contarme su problema.
Príncipe5: (mirando a príncipe1) ¿Tienes un problema?
Príncipe4: Cuéntanos, ¿Qué sucede?
Príncipe1: (con cara de depresión) Como ya dije, es todo culpa de Blancanieves.
Príncipe4: ¿La del mango?
Príncipe1: Sí.
Príncipe5: ¿La mandona, odiosa y vanidosa?
Príncipe4: No, esa era la madrastra.
Príncipe5: Ah, cierto.
Príncipe3: ¿La buenota que vivía con los siete oompa loompas?
Príncipe2: Esa misma.
Príncipe3: ¿Qué pasó con ella?
Príncipe1: No quiere casarse conmigo.
(Los tres príncipes recién llegados ahogan un grito de sombro.)
Príncipe3: ¿¡Como?! ¿¡Se volvió loca?!
Príncipe4: ¡¿Es que esa tipa no lee cuentos de hadas?!
Príncipe5: (Cara de escándalo) ¡¿Te imaginas lo que dirán los demás cuando se enteren de que salvaste a tu princesa y ella NO QUIERE CASARSE CONTIGO?!
Príncipe1: ¡Lo sé! ¡Pero no hay manera!
Príncipe2: A ver, cuéntanos que pasó.
Príncipe4: (tono de cuentos de hadas) Había una vez… (Melodía de película)
Príncipe1: (abre la boca para hablar varias veces, pero la música no se ha detenido. Fuera de papel y con tono maracucho) ¡Mijo, la musiquita! (la música se detiene, y Lisbeto vuelve a utilizar su “voz principesca”) Como decía. Todo parecía ir bien. Encontré a la damisela en peligro, vencí a la malvada bruja…
Príncipe4: ¿Qué no fue el…?
Príncipe1: ¡¿ME VAN A DEJAR CONTAR LA HISTORIA O NO?!
Príncipe3: (tono maracucho) Pero no te arr… (príncipe4 lo calla, y vuelve a señalar hacia el frente)
Príncipe1: Entonces, salvé a la princesa, y la desperté con mi (tono romanticón, empalagoso y cursi) beso de amor verdadero (cantando) Si no estás conmiiigo se me escapa el aire, corazón vacío (llorando como un despechado) estando en tuus braaazos solo a tu lado siento que respiroo (se detiene) ¡Y luego dijo que lo tenía que pensar! (rompe en llanto)
Príncipe2: (Dándole palmaditas en el hombro) Lo sé, lo sé.
Príncipe4: (Pensativo) Las princesas ya no son como antes. A Rapunzel solo le faltó golpearme en la cabeza con un sartén (hace una pausa) de hecho, si me golpeó en la cabeza con un sartén. Dos veces.
Príncipe5: Eso explica muchas cosas… (príncipe4 lo mira, molesto)
Príncipe2: Te entiendo. Antes, las princesas esperaban años y años a que uno fuera a rescatarlas. Su mayor sueño era casarse y ser felices para siempre. Ahora es diferente, es como si no quisieran ser salvadas.
Príncipe5: Cuando nos demos cuenta, serán ellas las que nos rescatarán a nosotros.
Príncipe3: No solo eso. Si las cosas van como van, no pasará mucho tiempo hasta que comiencen a usar pantalones y no vestidos.
Príncipe5: (horrorizado) O peor aún… Querrán… ¡Querrán estudiar, querrán irse a trabajar! ¡QUERRÁN GOBERNAR POR SI SOLAS! (Música tétrica)
Príncipes (a la audiencia): ¿Se imaginan algo así? (les da escalofríos)
Príncipe1: Pero ¿Qué voy a hacer?
Príncipe2: No te preocupes, que algo se nos ocurrirá. Blancanieves no es la primera ni será la última princesa con miedo al compromiso.
Príncipe3: Tienes razón. Te lo digo por experiencia propia: Cuando conocí a Aurora, ella también lo dudó. Pero claro, nos acabábamos de conocer. Después, fue papayita. (Énfasis en la última palabra)
Príncipe5: ¿Aurora? ¿Qué no estás casado con Cenicienta?
Príncipe3: (incómodo) Sí, bueeeno… La cosa con Aurora no terminó muy bien. Creo que sus palabras fueron (voz chillona disque de mujer) “¡Prefiero dormir durante el resto de mi vida que tener que pasar otro segundo contigo!” (Se encoje de hombros) ¿Qué puedo decir? Siempre amo de todo corazón a una mujer cuando la persigo por primera vez... pero, no soy bueno en la parte de “felices-para-siempre”. Con Cenicienta, todo es más fácil. (Los demás príncipes asienten)
Príncipe4: (de golpe) ¡Tengo una idea!
Los demás príncipes, sorprendidos: ¿En serio?
Príncipe4: (los mira, ofendido) ¡Sí! ¡Ya sé cómo hacer que Blancanieves se enamore de ti, y quiera casarse contigo!
Príncipe1: ¡¿Y qué estás esperando?! ¡Dime!
Príncipe2: Sí, ¡Cuéntanos! (Los príncipes se acercan y comienzan a susurrar. Fondo musical)
Príncipe1: (Levantándose de golpe) ¡Es perfecto! ¿Cómo no se me ocurrió antes?
Príncipe2: ¿Pero… crees que funcionará?
Príncipe4: (tono de 1+1=2) Es el plan más viejo del mundo ¿Cómo no podría funcionar?
Príncipe5: (Entusiasmo) Vamos entonces.
Príncipe4: (poniendo la mano frente a sí) ¡Todos para uno…!
Príncipe3: (arqueando las cejas) Chamo, ve que somos príncipes, no mosqueteros…
Príncipe4: Ah, cierto (baja la mano, apesadumbrado. Los príncipes se miran)
Príncipe1: Ah, ¿qué más? (Pone la mano frente a sí, y los demás lo imitan) ¡Todos para uno!
Príncipes restantes: ¡Y uno para todos!
(Los cinco se retiran, llevándose las sillas consigo. El camarero entra y se lleva las bandejas, los jugos y las galletas. Los naipes se llevan la planta, y arrastran la mesa a una esquina.)

Fin de la escena.

Escena 4:
 No solo los ratones quieren conquistar al mundo:

(Trompetas, fondo: Tocata y fuga de Bach. Cuatro hombres vestidos como naipes de color rojo suben a la tarima, trayendo consigo el trono de la reina, y un espejo de cuerpo completo. Dos “gemelos” ambos con camisa de  rayas y bragas de tirantes, suben al escenario, empujándose, y se detienen sin mucha gracia uno a cada lado del trono)
(Se escucha un grito que pone fin a la música: ¡CÓRRRRRRRTENLES LA CABEZA! Otro naipe pasa frente a la audiencia, sosteniendo un cartel donde se lee “Castillo de la Reina Roja.”)
(Cruel y gritona, la reina roja hace su entrada. Sus ojos, cargados de furia, recorren las miradas de todos a su alrededor.  Con el porte que solo una reina tiene, camina, la cabeza en alto, hasta su trono.)
(Fondo musical)
Reina Roja (mientras camina): ¡Mis esferitas! ¡Al fin volvieron! (los gorditos hacen reverencias, muriéndose de la risa)
Tweedledee: Es un placer verla, majestad. Luce tan rojamente aterradora como siempre…
Tweedledum: De ser posible, me parece que hoy se ve más maléfica que nunca…
Reina Roja: (con desdén) Ya dejen los halagos… (Se sienta en el trono, y se remueve incómodamente en el asiento. Gritando) ¡NAIPES! ¡NAIPES!
(Los mismos naipes que trajeron el trono se acercan, y se amontonan ante la reina entre reverencias, visiblemente asustados.)
Reina Roja: (furiosa) ¡Les dije que quería un cojín de plumas! ¡¿Y MI COJÍN DE PLUMAS DE PATO?!
(Los naipes se miran entre sí, asustados, y se tropiezan y caen, en su prisa por buscar el cojín de la reina)
Reina Roja: (susurro que va en aumento hasta volverse un grito) Estoy rodeada de IMBÉCILES (señala uno de los naipes) Tú busca el cojín (señala otro naipe) Tú y tú busquen a mi sota. (Lo último lo dice con tono meloso)
(El naipe asiente y se va)
Reina Roja: ¡Ustedes tres! ¿Se van a quedar allí mirándose las caras? ¡Tráiganme algo de comer! ¡¿Y se supone que tengo que aguantar calor todo el día?! ¿No ven que se dañó el aire acondicionado?
(Los tres naipes también se van. La reina se acomoda en el trono, y espera.)
Reina Roja: ¡SÉ ESTÁN TARDAAANDO! (resopla, frustrada, y niega con la cabeza) No se puede conseguir un juego de naipes decente estos días (Dos naipes vuelven, entre reverencias, y hacen gestos con las manos. Tono meloso y cursi) ¿Eso dijo? (aplaude) ¡Ayyy si es tieeerno! (Seria, y con tono autoritario y seco) ¡Díganle que se olvide de las rosas y venga de una vez! ¡AHORA! (consigo misma) ¡Mi amado Ilosovic Stayneopoulopapachamatanecarocapopulous (dificultades técnicas de pronunciación. Nota: El personaje es libre de decir el apellido como quiera, siempre y cuando sea largo y extraño.) Al fin ha vuelto!
(Los naipes hacen reverencias, nerviosos y sobresaltados, y se van. Otro naipe llega y deja un cojín en la silla de la reina. Otro más hace su entrada y comienza a refrescarla con un abanico de color rojo)
(La reina se sienta, con porte autoritario e impaciente. La sota entra, envainando la espada y llevando consigo un ramo de rosas, recién cortadas y aún chorreando pintura.)
Reina Roja: (melosa, se levanta. Los naipes se van) Ilosovic Staneop… staneopopu... lichaca… (Carraspea sonoramente) ¡Sota mía! ¡Volviste! (lo abraza) 
Sota: (vacilante) ¡Mi Rrreina! (con miedo, la abraza) Es un placerrr volverrr a verrla (inserte música cursi-aterradora aquí) Le he trrraído un obsequio (entrega las rosas a la reina)
Reina Roja: (ahoga un grito de sorpresa) ¿Cómo supiste que me gustan las rosas rojas?
Sota: (Abarca con los brazos, para la audiencia, la vestimenta roja y el maquillaje completamente rojo de la reina) Tengo… un sexto sentido parrrra ese tipo de cosas.
(La reina se abraza a las flores, manchándose la cara de pintura)
Reina Roja: (Levantando la cabeza) Se me olvidaba ¿Ya conociste a mis gorditos? ¡Tienen la manera más divertida de hablar! (mira a los gemelos) ¿Qué esperan? ¡Hablen! ¡Entreténganos! (Los gemelos callan, conteniendo la risa) ¡HABLEN, O MANDARÉ A QUE LOS ASESINEN A MUERTE! (nótese la redundancia. La sota pone los ojos en blanco.)
Tweedledee: (Mirando a su gemelo, y señalando a la reina) Deberíamos…
Tweedledum: (Le la un manotazo a su hermano, haciendo que baje la mano) No, claro que no.
Tweedledee: Pero si tenemos que hacerlo, deberíamos hacerlo. (Le da un codazo)
Tweedledum: (lo empuja) Pero si no deberíamos, es mejor no hacerlo.
Reina Roja: (revienta de risa) ¿Viste? ¡Te dije que tenían la forma más extraña de hablar! (Sonríe como boba, vuelve a hundir la cara en las rosas, y luego mira a Ilosovic, extrañada) ¡Que olor más curioso tienen! ¿Estás seguro que son rosas, Stayne?
Sota: (improvisando) Ehhm… son… una nueva especie, perrro si, son rrrosas, indudablemente.
Reina Roja: Que extraño… Se parecen a las que plantaron ayer en el jardín. Pero es imposible, porque esas eran blancas.
Sota: (nervioso) Si… Qué currrioso ¿no?
(Los gemelos, señalan a la reina y ríen con crueldad)
Sota: ¡¿QUÉ ES TAN DIVERRRTIDO?!
Reina Roja: Están locos, sota querida. (A los gorditos) ¡Váyanse, AHORA! 
(Los gemelos sonríen con malicia y luego se van.
Ruido de trompetas. Se escucha una voz de fondo: “¡Majestad, han venido a verla!”)
Reina Roja: (al mensajero invisible) ¡Que se apresuren! (a si misma) ¿Quién podrá ser? (se sienta en el tono, seria, aún con la cara manchada de pintura)
Sota: No tengo idea, majestad (saca un papel arrugado y lo revisa) No está en el guión.
(Se ve a la reina roja sentada en su trono, impaciente, y a la sota a su lado. Vacilantes, las princesas entran en escena, llevando cada una un ramo de rosas rojas en la mano.)
Blancanieves: (susurrando) ¿Crees que funcionará? ¿Y si no nos escucha?
Rapunzel: (susurrando) O peor ¿Y si se enoja y nos quiere matar?
Cenicienta: (susurrando) ¡Cállense ya! Es un plan perfecto, y obvio que va a funcionar. Además, para eso están las rosas.
Blancanieves: (asustada) ¿Para decorar nuestras tumbas?
(Cenicienta ignora la pregunta. Las tres princesas llegan ante la reina roja y hacen una humilde reverencia y colocan las rosas frente a la reina. Al ver el rostro de la reina, las tres princesas ahogan un grito.  Se ve a Rapunzel contener la risa.)
Cenicienta: (Susurrando. Le da un codazo a Rapunzel) ¡Ni se te ocurra! (A la reina) Majestad, es un placer verla.
Reina Roja: (despectiva) ¡Ah, son ustedes! ¿Se puede saber que hacen aquí?
Cenicienta: Lamentamos molestarla, pero hemos  venido a pedirle un favor.
Reina Roja: (despectiva) ¿Por qué no me sorprende? (chaspea los dedos) ¡NAIPES! (dos naipes aparecen) ¡Busquen un sitio donde poner las rosas! (Les entrega las rosas que lleva en la mano, llenas de pintura, y señala las que están en el suelo)
(Los naipes toman las rosas y se van)
Reina Roja: Entonces, ¿Cuál es ese favor?
Cenicienta: (empujando a Blancanieves hacia la reina y susurrando) Anda, dile.
Blancanieves: (lentamente) Majestad, verá… nosotras… pues…
Rapunzel: (hablando rápido) Necesitamos que mate a alguien.
Blancanieves: ¡Rapunzel!
Cenicienta: (Le jala el cabello a Rapunzel) No es cierto, solo necesitamos que asuste a alguien, lo suficiente como para que deje a nuestra amiga tranquila.
Reina Roja: (cruzándose de brazos) Ya veo (se pone en pie) ¿Y quién es esa persona?
Blancanieves: El príncipe que me salvó.
Reina Roja: (frunce el ceño) ¿Te salvó? ¿Entonces por qué quieres asustarlo?
Blancanieves: ¡Porque es un fastidio, majestad! Estoy cansada de decirle que no quiero casarme con él ¡Y él sigue insistiendo!
Reina Roja: (desdeñosa) Con que si ¿eh? Veré que puedo hacer. ¡Váyanse!
(Las princesas  hacen reverencias)
Cenicienta: Muchas gracias, majestad. (Se retiran)
Reina Roja: ¿Oíste eso, Ilosovic?
Sota: (sarcasmo) Estoy a su lado, majestad, clarrro que lo escuché.
Reina Roja: (ignorando comentario) ¡Sabía que todo era una farsa! ¡Nadie puede ser tan feliz!
Sota: Majestad, aparrrentemente solo una de ellas es infeliz. Las demás siguen tan felices como siemprrre.
Reina Roja: (pensativa) Hum, Buen punto. (Sonríe) ¿Estás pensando lo mismo que yo, Ilosovic?
Sota: (sin comprender nada) Ehhm… ¡Clarrro, Majestad!
Reina Roja: ¡Ellas quieren que les demos un buen susto! ¡Pero son ellas las que se llevaran el susto!
Sota: ¡Clarrro que s…! (pausa) Ya va, ¿qué?
Reina Roja: ¿No lo ves, sota mía? ¡Es el momento perfecto! ¡Acabaremos con todos los príncipes de nunca jamás, no quedará ni uno! (breve risa malévola)
Sota:¡Es una idea marrravillosa, mi rrreina! (a la audiencia) Siempre que no sea yo, todo bien.
Reina Roja: (presumida) Lo sé. (A la audiencia) Ahora escribiré la historia a MÍ MANERA. Y ¡Ay! Del que oponga. ¡NO MÁS FELICES PARA SIEMPRE! (Risa malévola. Hecha la cabeza hacia atrás y levanta los brazos hacia arriba)
(Fondo musical: Coro de Don’t stop believing de Glee. La reina deja de reír, furiosa, y señala al encargado de música con el dedo)
Reina Roja: (roja de rabia) ¡CÓRTENLE LA CABEZA!
(Los naipes se llevan al encargado de música, y se escucha el disparo de una pistola.  El encargado vuelve, ahora con una tela negra cubriéndole la cara, y un naipe  entra, sosteniendo un cartel donde se lee: “5to año B alegremente les informa la llegada de su nuevo encargado de música.”)
Reina Roja: (sonriendo) Como estaba diciendo, es momento de cambiar un poco las cosas por aquí. ¡Vámonos, sota mía, hay cosas que hacer!
(Los dos hacen ademán de retirarse. Música de fondo: Tema de Pinky y cerebro. A mitad de camino, la reina pasa frente al espejo, viendo su reflejo.)
Reina Roja: (asustada. Gira de nuevo, y observa a la audiencia) ¡Mi cara! (se toca el rostro, cubierto de pintura. Muda de sorpresa) P-p-pero, ¿Cómo? ¿Cómo pasó? (a la sota, aún afectada) ¡Ilosovic! ¿Me diste unas rosas que manchaban? ¿Cómo pudiste?
Sota: (desesperado y suplicante) ¡Majestad! ¡Le jurro que yo no lo sabía! ¡Han sido los naipes! ¡Fueron los que me sugirrierron corr…digo, comprrar esas rrrosas!
Reina Roja: (Furiosa. Los brazos en puños, la cabeza fruncida y roja) ¿QUIÉN HA SIDO? ¡RODARÁ LA CABEZA DEL CULPABLE! (Música tétrica de entrada. Se da la vuelta, y se retira del escenario, con Ilosovic pisándole los talones.)
(Dos naipes entran y se llevan el trono y el espejo, al tiempo que los demás traen tres de las sillas, arrastran de nuevo la mesa y colocan el mantel de cuadros. Los gorditos salen de nuevo, deteniéndose justo en medio del escenario)
Al unísono: ¡Ahora sí que viene lo bueno! (se van)

Fin de la escena
Ahora si, se va a estudiar,
S.C. (co-bloggeando con KyokoD y Limón)

No hay comentarios:

Publicar un comentario