27 febrero 2011

Fragmento. (Desvaríos de una joven soñadora)

"Hay cosas que nunca se olvidan, aunque en un momento pasen desapercibidas. Hoy he vendio a hablarles de una de esas cosas, algo que pasó hace mucho tiempo, y que no me di cuenta de su importancia hasta ahora.
Una amiga me dijo, en uno de sus momentos espontáneos que solían dejarnos a todos boquiabiertos, que "todos nacemos con alas. Por cada segundo que pasa una pluma cae al suelo, y cuando las plumas se acaban, dejamos de ser ángeles y pasamos a ser viejos."
Cuando lo dijo, creí que era otra de sus locuras. Algo así como el efecto secundario de leer tantas novelas - imagínense, yo, burlándome de alguien por leer mucho.
Ahora me doy cuenta de que tenía razón. Todos nacemos con alas: Las alas de la inocencia y de la fantasía. Nacemos como perfectos ángeles sin mancha, con las alas inmaculadas, listas para enfrentarse al mundo. Listas para salir volando hacia la libertad. Conforme crecemos, nuestras alas pierden su encanto. Nuestras plumas se caen, se quiebran, manchan, y dejamos de ser los bellos ángeles que llegaron al mundo.
Desde pequeños nos han enseñado que llega un momento cuando hay que enfrentarse al mundo real y dejar los cuentos de hadas, como si viniéramos al mundo destinados a que nos arranquen las alas. La realidad envejece el espíritu que antes era capaz de volar, de correr y de soñar. Nos convierte en ángeles caídos manchados y viejos. Sin sueños.
A eso quiero llegar. Todo el mundo tiene sueños, solo que no se aferran a ellos lo suficiente. Dejan que "la realidad" les arranque las alas y los llene de preocupaciones. Se convencen de que los sueños son ilusiones que jamás se cumplirán, y que es mejor hacer algo convencional y "útil" para la sociedad, cuando la realidad es que vinimos al mundo para extender nuestras alas, para seguir nuestros sueños y vivir sin más. Solo eso. Somos ángeles. Vinimos a volar.
Si la gente tuviera esto más en cuenta, no habría tantos corazones rotos en el mundo, tantos sueños tirados a la basura, ni tantas esperanzas en vano.
Pero lo olvidan, lo entierran junto a los recuerdos de la infancia, junto a las cosas que tienen que pasar a un segundo plano cuando llega esa cosa que ellos llaman madurez. ¿De qué me sirve la madurez, si voy a pasar toda mi vida sentada, viendo como mis plumas se caen poco a poco hasta envejecer y morir?
¿Suena eso como la vida que quieren vivir? ¿Para eso es qué venimos al mundo?
Vale, esa sí que es una locura. Pero es la locura que impulsa nuestra sociedad, una sociedad que tilda de locos, a todos aquellos que no se apeguen al modelo impuesto en todo el planeta.
Pues bien, con esto termino de enlistarme en las filas de los "locos", de los soñadores, de los inmaduros. Y lo hago sin mirar atrás, sin arrepentimientos. Como debería ser. Porque vale más una vida "inútil" bien vivida, que una vida "útil" y desperdiciada.
Soy un ángel, vine a volar. Y no dejaré que nadie arranque mis alas. "
Este fragmento está dedicado a Isabella Laudi, que fue a la que se le ocurrió la frase que lo inspiró (copiada textualmente como ella la dijo) aunque ella si tiene varios momentos de inspiración, jeje, no como la persona mencionada. Te amo manito (L)
Con esto se despide,
S.C. (co-bloggeando con KyokoD)

2 comentarios:

  1. Oh, Chirubia Chirubia, ¿Por qué te inspiras tanto? Comparada contigo quedo como una reggaetonera carente de sentido poético T3T tienes que seguir escribiendo cosas así. Ya know, cosas que yo no puedo escribir.
    ¡Saludines!

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  2. Otra loca que le encanta tu relato.

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