02 marzo 2011

Like a BOSS!

Tiendo a ser algo olvidadiza. Bueno, no algo, MUY olvidadiza. Por ejemplo, llevo desde hace un mes tratando de que mi madre arregle un dije que se me rompió, y pretende que yo —en serio, YO— le recuerde que tiene que arreglarlo. I mean, si la gente cuenta conmigo para que les recuerde cosas el 70% de las veces ellos me recordarán que yo tenía que recordarles. Así de mal estoy. Por si eso no lo aclara lo suficiente, aquí va otro ejemplo:

Ayer fui a la escuela, como de costumbre. Me levanté, me vestí, desayuné, me cepillé los dientes, metí los objetos necesarios para la supervivencia —léase el celular y el DS— y me fui. Hasta ahí todo bien, nada extraño, iba en el carro con toda la tranquilidad del mundo. Cuando llegué a la entrada me bajé muy campal, metida en el universo rosa pastel con unicornios mecánicos que gobierna mis pensamientos… y entonces noté un pequeño, patético, ínfimo, ridículo e insignificante detalle.

—Wait… —No sentía tanto peso en el hombro como de costumbre. Bajé muuuuuy leeeeeeentameeeente mi mirada hacia el brazo… y me di cuenta de que no había traído mi bolso.

FFFFUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!!

Al menos era el bolso de los libros, así que no había tanto rollo. Feo hubiese sido que dejara mi bolsito pequeño con el DS y el BB, ahí me meto un tiro porque JAMÁS me lo traen. En fin, que me desvío del tema. He aprendido que en casos como estos hay que reírse de los errores y simplemente buscar una solución sencilla, por lo que con una enorme sonrisa en mi rostro fui a donde estaba mi estimadísima amiga Jhoselyn. Ella, como de costumbre, miraba al horizonte con lo que podía definirse perfectamente como Poker Face, y no fue sino hasta que le hablé que se dignó a despegar la mirada de las nubes.

—¡Adivina qué! —salté a su lado, aún con la sonrisa de oreja a oreja. Ella se me quedó viendo, con cara de no estar interesada en nada aparte de la cama de su cuarto.

—¿Qué cosa? —Por supuesto, sabía que no iba a decir nada más hasta que hiciera la pregunta mágica.

—¡Olvide mi bolso! —chillé, levantando ambos brazos para dar énfasis. Aún imagino varias estrellitas salir volando de mi brazos al levantarlos.

Silencio sepulcral. Le tomó aproximadamente medio minuto para procesar la información. Apenas la proceso, entró en un ataque de risa, apuntándome con su dedo índice como para hacerme sentir más idiota. Mi ya no tan estimadísima amiga Jhoselyn, siempre arreglándoselas para bajar al menos una rayita de mi lleno de curitas autoestima.

Y por si no fuera poco…

—A la animala esta se le olvidó el bolso —… Katrina había llegado. Y bueno, Katrina no suele ser muy habilidosa a la hora de apoyar a las personas. En menos de una fracción de segundo empezó a soltar todos los insultos que se le venían a la cabeza.

—¡Bruta, estúpida, animal, boba, animal (sí, de nuevo)! ¿Qué eres, retardada? ¿Cómo se te pudo olvidar? ¿Qué te picó? ¿QUÉ?

“Eso no me hace sentir mejor” escuché a la débil voz de mi autoestima retumbar en mi cerebro. En ese momento no se me ocurrió otra cosa que reír. Después de todo, soy incapaz de contestarle de la misma forma a Katrina, le tengo demasiado miedo como para eso.

Y la gente fue llegando y llegando, y todo el que llegaba o se burlaba de mí —como hizo la siempre encantadora Victoria, haciendo equipo con la también siempre encantadora Jhoselyn— o se me quedaba viendo con cara de pena mezclada con “¿Qué hablaaaai?” —como Alexander y Sybille, aunque lo más probable era que la última estuviese revolcándose de la risa en sus adentros—. No fue sino hasta que Tía se dignó a llevarme el bolso a la escuela —con la correspondiente revolcada de risa de la profesora de premilitar, que simplemente no podía conmigo— que pude tener un día medianamente normal.

Medianamente. Porque, mis querido lectores (si es que hay alguno), Melissa Winter NUNCA tendrá un día normal. No en esta dimensión, no en esta vida. Aún espero el día en el que pueda subirme a una tarima y gritarles a todos “LIKE A BOSS, BITCHES”.

Pero como siga así, no sé yo si lo lograré... bah. No importa, iré a jugar Pokémon.

Melissa Winter,
Olvidando su bolso LIKE A BOSS

* * *

Mi oficina imaginaria ya estaba toda empolvada del no-uso que le había dado en los últimos meses. Buuuut, guess who's back again!! Y con una mini-historia que en realidad es como las historietas de Condorito: No tienen mucho que ver entre sí y vienen una por una cada cierto tiempo. Like a Boss es (o debería ser) una mini-parodia de los momentos randomcistas que suelen pasar alrededor, así que cualquier parecido con la realidad no es exactamente una coincidencia. Igual e iré publicando cada cierto tiempo (no prometo nada porque soy buena rompiendo promesas de este tipo), dependiendo de las circunstancias y tal.

Y eso. Cuídense todos y coman frutas y verduras =DD

KyokoD (co-bloggeando con S.C.) LIKE A BOSS

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