Dando vueltas por los aires van las almas de los olvidados
Atraviesan las paredes, abren puertas y candados,
Van, cálidas como el sol, frías como el hielo,
Corriendo como el agua, y su límite es el cielo.
Con lágrimas saladas, y amargas sonrisas,
Con un rostro amable, y felicidad enfermiza,
Se cuelan en tu casa, en tu mente, y en tu corazón,
Se cuelan en tus lágrimas, y en tu uso de razón.
No pueden hacerte daño, pero te causan temor,
Te causan alegría, tristeza, desesperación y candor,
Son sombras acechantes, que no te dejan dormir,
Sombras de recuerdos que han dejado de existir.
No son fantasmas ni nada menos, son algo mucho peor,
Son recuerdos, son lamentos de tu propio corazón,
Pensamientos de los vivos que alimentan su misión
Lágrimas, sonrisas, y el retumbar del tambor,
Las almas de los olvidados que nadie puede olvidar,
No son eternas, no se mueren, viven en tu respirar.
Son almas, son recuerdos, son flores, son estrellas
Son luces, son música, son cuentos y epopeyas,
Son incluso este poema, que ahora hace mención,
Al rosal de los vivos, para todos los olvidados,
Todos aquellos que con el tiempo han quedado en el pasado.
Y también para nosotros, que al mirarlo sabremos
De que algún día, al partir, nos uniremos a la función,
Formaremos parte de la brillante ilusión,
Y seremos recordados al retumbar nuestro tambor.
Atraviesan las paredes, abren puertas y candados,
Van, cálidas como el sol, frías como el hielo,
Corriendo como el agua, y su límite es el cielo.
Con lágrimas saladas, y amargas sonrisas,
Con un rostro amable, y felicidad enfermiza,
Se cuelan en tu casa, en tu mente, y en tu corazón,
Se cuelan en tus lágrimas, y en tu uso de razón.
No pueden hacerte daño, pero te causan temor,
Te causan alegría, tristeza, desesperación y candor,
Son sombras acechantes, que no te dejan dormir,
Sombras de recuerdos que han dejado de existir.
No son fantasmas ni nada menos, son algo mucho peor,
Son recuerdos, son lamentos de tu propio corazón,
Pensamientos de los vivos que alimentan su misión
Lágrimas, sonrisas, y el retumbar del tambor,
Las almas de los olvidados que nadie puede olvidar,
No son eternas, no se mueren, viven en tu respirar.
Son almas, son recuerdos, son flores, son estrellas
Son luces, son música, son cuentos y epopeyas,
Son incluso este poema, que ahora hace mención,
Al rosal de los vivos, para todos los olvidados,
Todos aquellos que con el tiempo han quedado en el pasado.
Y también para nosotros, que al mirarlo sabremos
De que algún día, al partir, nos uniremos a la función,
Formaremos parte de la brillante ilusión,
Y seremos recordados al retumbar nuestro tambor.
S.C. (co-bloggeando con KyokoD)
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