22 diciembre 2012

En busca de un amor que valga la pena (O razones por las que terminaré sola con 50 gatos)

(Dedicada a KyokoD, y a todas las que hemos pasado por lo mismo)

Oh, Lizzie, todas te comprendemos...
 
Es una verdad universalmente conocida que todas las mujeres, lo admitamos o no, soñamos con nuestra propia historia de amor. Sea un romance de cuento de hadas, una historia de aventura épica donde nuestro Link personal nos rescate de la gente del Crepúsculo y nos lleve de vuelta a Hyrule para reinar juntos para toda la eternidad (Espero haberlo escrito bien(?)), o un príncipe sexy de bata blanca con bisturí, carro último modelo, mansión enorme estilo victoriano y renombre internacional para que te lleve de congreso por el mundo (Y que se parezca a Ben Barnes, a Nick Jonas o a Logan Lerman...).
El punto es que todos soñamos con encontrar el amor verdadero, del tipo que, sea por el drama o por la comedia, por la fantasía o por la locura, la gente escribe novelas.
La cosa es... Que el mundo está plagado de seres que parecen haber nacido con el único propósito de echarte a perder la novela.
No sé quién le dijo a los hombres que el coqueteo empalagozo, baboso y demasiado obviamente directo como para ser siquiera romántico funcionaba, no sé si es alguna táctica barata que ha pasado de generación en generación, algo que aprendieron de una revista o si lo vieron en alguna porno... Pero NO, hombre, NO FUNCIONA.
De hecho, todo lo contrario.
Nos espanta.
Digo, no es que no queramos romance en nuestras vidas (todo el mundo quiere un poco de romance en sus vidas), pero como dice mi mamá, "Todo a su tiempo", no tiene sentido adelantar las cosas.
¿Crees que vas a enamorar a una mujer con decirle a los dos días de conocerla, cuando ella apenas se sabe tu nombre que tiene "la sonrisa más linda que has visto en tu vida" que "te gustaría conocerla mejor" que "quieres besarla"? *agita las pestañas a lo Sebastián en la Sirenita*
Esto no nos funciona ni a nosotras...
 
¿Qué crees que va a ver ella: A un príncipe encantador que ha venido a rescatarla de su vida de monotonía y aburrimiento para llevarla a su tierra de cuento de hadas decorada con motivos de Los Vengadores?
¿Alguien podría decirme quién es el de amarillo?
Pues no. Vemos a un acosador. A un hombre desesperado que se salta todas las etapas básicas de romance para ir directamente a la parte que le interesa.
Y no, la cursilería no te ayuda, y espiar nuestro Facebook para ver que nos gusta y "tener cosas en común" nos hace sospechar que nos observas mientras duermes y tienes un cuarto oscuro lleno de fotos de nosotras bajándonos del carro.
Pana, eres creepie, punto.
Pero calma, chicas, y calma, chicos, que no todo está perdido. Ni todos los hombres son así, ni que en tus primeros intentos de conquistar a una chica quedes como un completo idiota significa que vayas a ser así de patético para toda la vida.
Primero, si de verdad ella te gusta, ESPERA. No, aparecerte en su casa no es esperar, no, los mensajes acosadores no cuentan como esperar, no, llenarle el chat de facebook con líneas re-cliched no cuenta como esperar.
ESPERAR es conocerla, ESPERAR es ir etapa por etapa, quemar el cuarto oscuro e ir fase por fase, como Dios manda.
Y por Dios, se los pido, se los suplico, acepten las indirectas de que no está funcionando. Sí, Luis Fonsi dijo que no se daría por vencido, pero si ven que la están incomodando, déjela ser, no es la indicada, y no van a conseguir que cambie de opinión.
En resumen: Dejen de ser unos desesperados, ES-PE-REN, y acepten el rechazo cuando toca. Nadie dijo que su princesa sería le primera mujer que cruzara la puerta.  
Ahora, mujeres, no desesperen tampoco. Que los hombres que les gusten las ignoren y los demás sean... Así, no significa que estemos destinadas a la soledad. El amor cuando tiene que llegar, llega, incluso cuando menos lo esperamos, incluso en un caso perdido reformado, incluso si no es como esperábamos que sería.
Aunque para casos así, prefiero quedarme sola.
Decidida a no darse por vencida todavía, y buscando nombres para gatos por si las moscas, se despide,
 
S.C. (co-bloggeando con KyokoD y Limón)
 
 
 


21 diciembre 2012

Sobreviví al fin del mundo.

21/12/12
10:48pm

No es la primera vez en mis 18 años de vida en que llega la fecha en la que se supone que el mundo se acabará. He optado por tomármelo como 'la vida y la muerte se trata de nacer, morir y no darte cuenta de que estás muerto/a una y otra vez'.

Pero he de confesar que tanto el 6 de Junio de 2006, como ésta madrugada me entró cierta angustia y nerviosismo. ¿Qué pasaría si el mundo en realidad se acabara hoy? Pues, se acabaría y listo. ¿Pero en dónde quedarían todos mis sueños/metas/deseos/fantasías/propósitos/añoranzas/etc. sin cumplir? Y es entonces cuándo la angustia explota dentro de mí chocando furiosamente contra las paredes de mi cuerpo, agitando violentamente a todo aquello que conforma mi conciencia y haciendo que el nerviosismo se apodere completamente de mí. «¡NO PUEDE SER QUE HAYA DEJADO TODO PARA DESPUÉS!» Esa voz melosa y burlona comienza a repetir una y otra vez «No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy» ¡Y que se burle, carajo! Porque verdaderamente, tenemos la mala costumbre de no hacer las cosas en el momento, de dejar todo para después como si fuésemos a vivir por siempre y 'después' podría situarse en el infinito. 

A veces deberíamos situarnos por unos instantes en 'El Fin Del Mundo', no imaginándonos matando zombies ni huyendo del corazón de la catástrofe, sino viéndonos desde adentro, imaginando cómo nos sentiríamos al ver todos esos sueños y metas frustradas. Y por una vez por todas, levantarnos de la cama, salir a buscar, hacer   y deshacer para que cuando llegue el fin del mundo o el fin de nuestro mundo propio (llámese muerte natural), nos vayamos limpios, con el alma ligera y sin arrepentimientos.

"Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre"  Mahatma Gandhi. 
Limón (sí, sigo viva), co-bloggeando con KyokoD y S.C

06 noviembre 2012

Tekuno Con // Gem Edition: El que persevera alcanza.


Y es así como, expressmente, paso a contarles mi súper interesante día de ayer (o anteayer, Domingo, si es que mi internet no me deja subir la entrada hoy… o yo no la termino).

Prólogo: ¿De qué coño hablas, marica?

Ayer hubo un evento aquí en mi ciudad: La Tekuno Con, Gem Edition, del grupo de los Tomodachis que, al menos por las conves de ellos a las que yo he ido (sólo dos (?)), siempre hacen eventos buenos. Por eso mismo y por todas las cosas y juegos que habían dicho que tendrían en su página, fue casi que un must para mí el tener que ir. Así pues, tras rogar y conseguir quien me trajera y me llevara, empezó el ajetreo del día.

Capítulo uno: El traslado.

El traslado corría de parte de una de mis amigas, Virginia, la cual para cuando llegué a su casa estaba en plena lucha de hacerse un copete viola-gravedad en su cabello para hacer un cosplay improvisado del Angry Bird amarillito. Para cuando lo logró, y terminamos de almorzar pasta en su casa (luego de una extensa conversación con su muy preguntona (y hasta algo ladilla) hermanita), fue momento ahora de trasladarnos a casa de otro de nuestros amigos, Manuelito. Todo bien, el papá de Ginia nos dejó en frente del portón de la calle donde vive Manuelito y se fue, y nosotras llamamos para que nos abriera. Las cosas estuvieron relativamente tranquilas hasta que pasaron unos tres minutos en pleno solazo y nada que salían abrirnos.

Claramente se habían olvidado de nosotras. Así pues, estuvimos unos diez minutos afuera esperando a que nos abrieran. Y claro, una tipa con maquillaje de payaso y otra con una peluca verde chillón no son muy comunes en Maracaibo, por lo que todo quien pasaba se nos quedaba viendo en plan "OK WAT GUATAFÓ". Incluso, recuerdo, hubo dos tipos en motocicleta que aún en movimiento no pudieron quitar la vista de nosotras en ningún momento, con unas caras de incomprensión que no podía ni el Señor. Ginia tenía la secreta esperanza de que acabaran estampándose en un árbol como las caricaturas.
 Ellos estaban así como…

 Y nosotras estábamos así tipo…


Finalmente, Manuelito logró abrirnos la puerta. Junto con nosotros se iba Andrea, otra amiga que ya estaba desde antes en casa de Manu, y entonces descubrí que prácticamente nos iríamos en caravana; pero lo interesante de la estadía en casa del susodicho no era eso. Lo interesante era que su padre, como quien no quiere la cosa, estuvo TODO el rato que estuvimos ahí matando moscas con una raqueta matamoscas eléctrica. No es que me haya molestado especialmente en llevar la cuenta de asesinatos, pero sí sé que debieron ser más de diez. Mención especial a una que mató sin siquiera darse cuenta, andando tranquilamente con la raqueta sin levantar. Cabe mencionar que para cuando llegamos Manuelito ni siquiera había almorzado, así que prácticamente devoró su comida en cuanto se la dieron y, para cuando me di cuenta, ya todos estábamos apretujados en el carro de la mamá de Andrea, listos para ir a la convención.
  
Capítulo dos: Llegando al bululú.

Siendo que la convención empezaba a las dos y nosotros llegamos aproximadamente a las dos y media, consideré de lo más natural que hubiese algo de cola y gente afuera todavía, siendo que recién iba empezando y quizás no todos habían entrado todavía. Así pues, todo fue lindo y hermoso y avanzamos tranquilamente al interior de las instalaciones exteriores de APUZ (el club donde se estaba realizando la convención) hasta que ¡BOOM! Nos encontramos con una cola bestial que por poco no daba vuelta al estacionamiento.


  Expresión general de todos nosotros al ver la cola. A juzgar por su largura, debía ser la de las entradas.

Nada más entrar me conseguí con varias conocidas, pero resulta que la cola larga era la cola de los que ya tenían entrada. ¿Por qué era tan larga, entonces? Nunca pregunté, pero deduzco que todavía no estaban dejando entrar. En todo caso, ¡Ya eran las dos y media! Hacía ya media hora que deberían haber dejado entrar a más gente. No me había movido de mi sitio cuando, de improviso, encontré a otro conocido, que sin siquiera saludar me preguntó si tenía entrada. Al decirle que no, nos pidió que lo siguiéramos, y así, le seguimos como perros falderos hasta un bululú extenso que no podía recibir el nombre de cola, por lo que se quedaba en bululú. Para esos momentos, si mal no recuerdo, sólo Virginia estaba conmigo, Manuelito y Andrea habiendo desaparecido hacia ya un rato. Y ahí empezó la locura.
Capítulo tres: Tratando de entrar.

Nosotros cada vez que la cola se movía.

 La parte buena del asunto es que, gracias al coleo vil que nos había proporcionado mi amigo, habíamos quedado relativamente cerca de la entrada. La parte mala es que, como dije, eso no era una cola, era un bululú bestial; y para más inri, nada que la gente se movía. Aquello era como una congregación. Hacía sol, de paso, porque la parte en la que estábamos no daba nadita de sombra. Pero bueno, no podíamos movernos porque de hacerlo perderíamos el puesto, así que tuvimos que quedarnos ahí.

 El tiempo pasaba leeentameeeente. En un momento de desesperación, un tipo cerca de nosotras se quitó la camisa que llevaba encima de su franela y la extendió para hacer sombra. Cuales viles indigentes, al menos unas ocho personas nos amuñuñamos debajo de la sombra de la camisa, haciendo equipo para agarrarla de los extremos y abarcar todo el espacio posible. Estuvimos unos quince minutos en ese plan hasta que, finalmente, a nadie le dieron los brazos como para seguir sosteniéndola, por lo que tuvimos que sucumbir nuevamente al sol. Para ese momento ya Andrea se había vuelto a reincorporar al grupo, y habíamos hecho dos nuevos amigos que estuvieron con nosotros en absolutamente toda la odisea para entrar al evento.

No recuerdo en qué momento Manuelito volvió a encontrarse con nosotros, pero el punto es que lo hizo y abundaban chistes sobre que "le habían agarrado el culo tres veces, pero la tercera no lo sintió". Franklin (uno de los nuevos amiguis) me usaba vilmente para hacerse sombrita mientras jugaba PSP, y Virginia y Andrea entraban lentamente en negación, delirando por el calor. Para cuando Válery se unió a nuestras filas, ya había pasado como una hora, o quizás hora y media. Empezaba a correrse el rumor de que se habían acabado las entradas y no dejarían entrar a más nadie; pero visto el montonazo de gente que estaba afuera (quizás más que la gente que estaba adentro), estaba claro que si eso era verdad se armaría el alboroto y romperían vidrios y paredes con tal de entrar, luego de calarse varias horas de sol en la cola. El fastidio de algunos era tal que muchos empezaron a irse, incluida una chica que, siendo que esa iba a ser su primera convención, empezó a chillar diciendo que no volvería nunca más a un evento de esos, yéndose indignada. Pero bueno, al menos ella no pasó calor. De todas formas, fueron muchos más los que se quedaron. Había quienes decían que, ya estando ahí, al menos pasarían el día ahí en los alrededores del club; y otros, como yo, que teníamos la esperanza de que al final consiguieran una solución y nos dejaran entrar a todos. No podrían ser tan malos como para dejar a todo ese reverguero afuera… ¿O sí? Para pasar el rato, Virginia y yo empezamos a tomar fotos. Si íbamos a estar ochenta horas ahí, al menos nos entretendríamos.


 Los Hamijis en la Cola, de izquierda a derecha: Válery, Andrea, Virginia, Jonathan, Manuelito, Franklin y su servidora.

 Paola (a la que capaz y reconocerán de una entrada del año pasado, de una convención a la que iba a ir… pero al final pues no) llegó un rato después, para cuando por fin nuestro grupo había avanzado lo suficiente como para ponerse en la sombrita. Tanto ella como otros dos amigos tenían entrada, por lo que pasaron mucho antes que nosotros luego de que lograran organizar la cola de quienes ya tenían entrada de antemano. Así pues, quedaba ver qué se haría con quienes no teníamos entrada y ya llevábamos más de dos horas ahí estancados. Luego de un rato, se dio la solución a todo: Dado que no había manera de mandar a imprimir las entradas lindas y acartonadas que todos quienes habían comprado en la preventa tenían, lo que se haría sería dejar entrar a los que estábamos afuera, colocándoles un sello en el dorso de la mano a modo de entrada. Así pues, encontrándonos conocidos por ahí y por allá, echándole porras a un tipo que ya se encontraba cerca de la entrada que era igualito al actor de Frodo en el Señor de los Anillos (no joking), socializando con quienes estaban cerca de nosotros, payaseando ante la cámara de mi celular cuando me decidí a grabar nuestra incómoda odisea y cantando toda canción random que se lo ocurría a la gente, logramos avanzar lo suficiente como para llegar a una subidita para subir, finalmente, a la puerta que conectaba con los salones de la convención. Aprovecho para hacer mención especial a un amigo que, haciendo el EPIC FAIL del día, tuvo que hacer la cola con nosotros porque, aunque sí había comprado entrada de antemano, la había dejado en su casa. So, so sad.

 


 
El video. Para quienes no puedan verlo, un rápido resumen de las frases que deben ir a la posteridad.

"PUUUUUUJEEEEEEEEN, PUUUUUUUUJEEEEEEEEEEEN" —Turba enfurecida tratando de avanzar.
—*Acercamiento incómodo al ojo de Franklin* —Su servidora muy, pero muy aburrida.
—"VEEERGA, ME ESTOY MEANDOOOO" "¡Verga! Bueno… ¡Ahí hay matas!" —Válery y un desconocido de lentes sobre las necesidades fisiológicas de la primera.
"LOS POLLITOS DIIIIIIIIIIICEN, PÍO PÍO PÍOOOO, CUANDO TIENEN HAAAAAMBRE, CUANDO TIENEN FRÍIIIIIIO" —Turba entrando en negación.
"¡¡Más de diez mil copias obligá's papá!!" —Coño random acerca de los éxitos musicales cantados en la cola.

"El sudor huele feo." —Coño random acerca de los aromas que empezaban a dar.
"¡P'al Tumblér!" "Y que Tumblér, es Tumblraralralralrlalrara" —Coños random acerca de la pronunciación de Tumblr.

*Tira una pokéball a un coño sin razón aparente* —Un tipo muy aburrido estando aburrido.
"ALLÁ EN LA FUENTE, HABÍA UN CHORRITO, SE HACÍA GRANDOTE, SE HACÍA CHIQUITO" —Turba ya completamente en crisis.

En la subidita, el peligro era inminente. No tanto para quienes estaban en medio de la cola, si no para los desdichados a los que nos habían arrimado tanto que ya estábamos en el bordecito de la rampa. Logré sobrevivir agarrándome de todo brazo que encontraba en el camino para no caer como una plasta a la grama. Para esos momentos, en nuestro muy grande sentido de unidad, nuestro grupo estaba agarrado de las manos, brazos, cabeza, pelo, bolso y todo lo que pudiese ser agarrable para poder entrar juntos y que ninguno se quedase atrás por culpa de la turba enardecida. Una botella de agua mística apareció de la nada y fue prostituida pasando por la boca de todo nuestro sediento equipo, luego de calarnos ya unas dos horas y media de cola, entre sol y empujones. El espacio personal en ese tramo de la cola era inexistente, pero ya no había nada que hacer. Estando tan cerca, era demasiado estúpido echarnos atrás. Niños negritos que parecían sacados de África gritaban a mi lado que eran menores de edad y esto era maltrato infantil, pero ni por casualidad pensábamos dejarles entrar antes que nosotros. Ya cerca de la puerta me separé del grupo para hablar con varios conocidos que recién iban llegando y se preguntaba qué era lo que sucedía (cabe mencionar que para esos momentos la cola detrás de nosotros había desaparecido casi en su totalidad, lo que me dejaba la duda de si todos los de atrás se habían ido… o nos habían empujado sin darnos cuenta y habíamos acabado siendo los últimos), pero apenas veía que la gente se movía volvía de una vez con mi grupo.
FINALMENTE, tras haber llegado a las dos y media y haber entrado casi a las cinco (las cuentas ya no me dan y no sé si estuve dos o tres horas y media en cola), logramos entrar al salón. En vez de un sello, como habían estado diciendo, nos dieron un papelito que claramente habían acabado de imprimir. Pensé que nos lo podíamos quedar como comprobante de que habíamos entrado, pero cuando fui a ver, nos quitaron el papelillo de las manos, lo arrugaron y lo echaron como si nada a la basura. El reciclaje es un mito.


Foto para el recuerdo de cuando POR FIN logramos entrar. Unos demuestran la emoción mejor que otros.

Capítulo cuatro: Ya estando adentro.

Ya adentro, el grupo se dispersó. Mientras Andrea y Válery ya habían agarrado por su lado hacia bastante, Manuelito había ido a buscar a su novia no-oficial, y Franklin simplemente había desaparecido del mapa luego de la foto; Virginia, Jonathan y yo nos encontramos con Paola, Laurita y Tito, quienes ya llevaban rato dentro gracias a que habían comprado las entradas desde antes. Lo primero que hicimos fue ir al Maid Café, a buscar algo para beber antes de morir en la deshidratación, y nos encontramos con la sorpresa de que también había cola para entrar en el café. SAY WUT?



De todas formas, la sed podía más que nada, así que nos calamos la mini-cola para entrar al Maid Café. Ya ahí, en lo que hacíamos la que, pensábamos, era la cola para pedir, nos encontramos con un chico que… la verdad, no recuerdo su nombre, pero él me recuerda a mí. Claro que yo no era la importante en esos momentos, porque el crush que agarró con Paola desde ese momento fue asombroso. Tan asombroso, que le dio igual conocer a Ginia y a Jonathan, conversando con Paola desde la entrada hasta la salida del café. Cabe agregar que el sitio era tipo restaurante, y si querías que te atendieran tenías que tomar asiento y esperar a que llegaran a servirte, y siendo que no había ni asiento ni nadie que sirviera… pues no quedaba de otra que buscar otra solución. El chico crusheado con Paola nos recomendó salir del salón hacia el área de la piscina del club, donde había varios cafetines donde podíamos aprovechar de beber y comer algo. Dicho y hecho, cuando tuvimos la oportunidad salimos escopetados de ahí.

Paola y su admirador anónimo. Algún día descubriré como se llama…

Salimos, encontrándonos con Franklin de pura casualidad, aunque él iba entrando y nosotros saliendo. Paola, que ya no podía con sus pies por los taconazos que cargaba desde las tres de la tarde, aprovechó para cambiarse el calzado mientras nosotros pedíamos algo para hidratarnos y poder sobrevivir cuando nos decidiésemos a entrar nuevamente. Así pues, luego de beber hasta casi emborracharnos sin alcohol y con las pilas puestas, volvimos a entrar al evento.
Me encontré con una amiga en el camino, que había ido cosplayeada de Touko, la protagonista femenina de Pokémon Black & White. Ella me pedía apoyo para ayudarla a ponerse una peluca, y como buena samaritana, fui rauda y veloz a echarle una mano. Entramos al baño, que no destacaba especialmente por su espacio, y nos pusimos manos a la obra… o eso íbamos a hacer, hasta que descubrí que ella no sabía como hacerse la vuelta con su cabello tan largo; y bueno, yo no es que sepa mucho de esas cosas (si me logro poner las pelucas es porque mi cabello es lo suficientemente corto como para que no de problema, porque ni idea de cómo hacer vueltas). Tuvimos que esperar a que otra buena samaritana le hiciese la vuelta para poder colocarle la media que le recogería el pelo y, seguidamente, encasquetarle la peluca con saña. Debo decir que quedé complacida con los resultados una vez que se puso la bandana ninja, con el siempre oportuno apoyo de Paola.

Como Macky debió de haberse sentido luego de tener su look listo.

A partir de ahí, las cosas se pusieron mejor: Tuvimos una sesión de fotos improvisada en una esquina solitaria cerca del Maid Café, nos encontramos con mucha gente conocida y pudimos ver parte de las presentaciones del concurso de Cosplay Individual (en el cual ganó una Sakurita Kinomoto de lo más hermosa, y se presentaron un Aang y un Green Ranger geniales), Cosplay Grupal (del cual no comentaré), y una presentación musical hecha por los Tomodachis (en la que tocaron varias canciones de Zelda <3<3<3<3). Paola, Laurita y yo cantamos hardcoremente el opening de Sakura Card Captors; me encontré con varios hamijis, tomamos más fotos, hicimos trenecito de conga por todas las tiendas… Y pues, en general, todo cool.





Algunas fotos del transcurso de la conve.

 Capítulo cinco: A la salida.

La convención terminó a las ocho. O un poco más tarde, no es que lo recuerde exactamente. Para ese momento, habíamos perdido de vista a muchos hacia un rato (y asumíamos que ya se habían ido, mención especial a Paola que estuvo con nosotros hasta las siete), quedando solo Virginia, Jonathan y yo. Jonathan se separó de nosotras dado que iba a aprovechar para que le dieran la cola, así que, editando, quedábamos Virginia y yo. El concurso de Free Dance tuvo que ser cancelado dada la falta de tiempo; sin embargo, los organizadores prometieron que se haría un evento dedicado exclusivamente al baile y la música en Diciembre, por lo que las aguas se calmaron un poco. Ya a la salida poco había que ver, así que esperamos pacientemente a que el padre de Ginia llegase para podernos ir. Cosas destacables de ese lapso de tiempo hay pocas, con excepción de una morena gordita vestida de maid que hizo todo el trayecto desde su stand a la salida bailando el Gangnam Style.

Y fue así como, finalmente, el papá de Ginia llegó y, tras buscar el carro por todo el club por unos diez minutos, finalmente lo conseguimos afuera y partimos.

 Epílogo: Opiniones.
Si bien pasé dos/tres horas y media en cola, la verdad es que no me arrepiento de haber pasado el calorón. Hice nuevos amigos, me reencontré con gente que no veía desde hace tiempo, compré un collar del Escudo Hylian en metal súper épico, encontré solución a mis problemas de inscripción para el curso de cosplay… en definitiva, la pasé bastante bien a pesar del chasco inicial. Hay quienes arman todo un drama por la organización y por el exceso de gente que había (aunque bien es cierto que éramos muchos para la capacidad de los salones), pero en mi opinión las cosas no estuvieron tan mal como lo pintan. Sí, quizás es algo impresionante que haya pasado en un evento de los Tomodachi, tomando en cuenta que los de ellos siempre son hermosos y organizados, pero siempre hay una primera vez y de ella se aprende. Claro, supongo que cada quien tendrá sus razones para decir que fue pésima, unas con más peso que otras; como el fraude del concurso de Cosplay Grupal o la cancelación del Freedance, pero bueno, cada loco con su tema.

 

Así es como termina este reportaje express (que al final acabó siendo más largo y más tardado de lo que esperaba) <3 Sólo quería escribirlo para dejar esto a la posteridad y leerlo cuando esté vieja y preguntarme como coño me calaba estas cosas. (?) Dudo que alguien vaya a leer esto algún día, así que me lo quedo para disfrute propio. Seguro ni S.C. ni Limón lo leerán, peeero bueno.

 

Aprovechando para decir que escribió toda la entrada sin interrupción porque no tiene internet y se aburre, se despide
KyokoD (co-bloggeando con S.C. y Limón)

06 septiembre 2012

Felices en Nunca Jamás

Antes de irme, les debo esto xD Las dos escenas que dije que subiría hace como tres siglos.
Pronto las que vienen :)


Escena 3:

Yo no me doy por vencido, yo quiero casarme contigo…y blah, blah, blah.
(Suben a escena dos naipes, y dejan allí un letrero, donde se lee el nombre del bar, al mismo tiempo se llevan la lámpara y la planta. Luego entra el camarero, con una bandeja llena de vasos y una jarra, y comienza a limpiar los vasos. Tras el sube el príncipe1, con cara de abatido.)
Príncipe 1: (Sentándose a la mesa) Ya no sé qué hacer con ella (cubriéndose la cabeza con las manos)
Cantinero: (Acercándose al príncipe) ¿Qué le puedo traer, majestad?
Principe1: Dame lo de siempre, (hace una pausa) y que sea doble.
Cantinero: ¿Mal día, alteza?
Príncipe1: El peor, amigo mío.
(El cantinero se va)
Príncipe1: (A la audiencia) ¿Qué se supone que haga? ¡Ella ni siquiera quiere verme!
(Música de fondo: No soy el único de Reinaldo Álvarez. Entra a escena otro príncipe, que en realidad tiene cara de delincuente,  y se sienta al lado de príncipe1)
Príncipe2: ¡Charrascopio!
Príncipe1: ¡Lisbeto!
Príncipe2: (mira detenidamente a su amigo) ¿Pero qué te pasa? ¿Por qué esa cara?
Príncipe1: Ni te imaginas.
(En eso entra el cantinero, con una bandeja de galletas y dos jugos de cajita.)
Cantinero: Su orden, majestad (deja las cosas en la mesa, y mira al príncipe2) ¿Y para usted?
Príncipe2: Algo de tomar, nada más. Y que sea fuerte.
(El cantinero asiente y se retira con la bandeja)
Príncipe2: A ver, cuéntame. ¿Qué te pasa?
Príncipe1: (tomándose el jugo como niñito) No quiero hablar de eso.
(El cantinero entra con una botella de… Matacalor, que entrega al Príncipe2.  Este la destapa  lo más “varonilmente” posible y se la toma de un trago (de nuevo, lo más varonilmente posible))
Príncipe2: Esta bien, no me digas nada entonces.
(El cantinero entra, deja dos sillas más en la mesa y se va)
Príncipe1: Dale, te cuento. Es todo culpa de Blancanieves.
Príncipe2: ¿Blancanieves? ¿La chica del mango?
Príncipe1: Esa misma. Las cosas no salieron como yo quería.
Príncipe2: (intrigado) ¿De qué hablas? ¿No se casaron?
Príncipe1: Todo parecía ir bien. Encontré a la damisela en peligro, vencí a la malvada bruja.
Cantinero: (que acababa de entrar, metiéndose en la conversación) ¿No fue el rey el que la metió a prisión?
Príncipe1: (despectivo) ¿Y a ti quién te preguntó?
Cantinero: (bastante ofendido) Vine a avisarles, majestades, que tres amigos suyos están en camino.
Príncipe1: A bueno, hubiera dicho eso antes.
(El cantinero, sumamente ofendido, se retira. Tres príncipes más entran a escena, todos vestidos de gala.)
Príncipe2: ¡Al fin llegan! ¡Los estábamos esperando!
Príncipe3: ¡Es ese mal… (Se escucha pito de grosería) carruaje! ¡Más lento no podría ser!
Príncipe4: (señalando hacia el público) ¡Shh! ¡Hay niños presentes!
Príncipe2: Aunque, pensándolo bien, nada nos habría costado gastar un poco más en escenografía.  Después de todo, ¡Somos príncipes!
Príncipe3: (molesto) Si los demás no pagan ¿por qué yo sí? ¡Mi dinero es mío, y no pienso dar ni medio!
Príncipe1: Entonces ahora paga las consecuencias, montándote en la buseta de barrio, como todos los demás.
Príncipe5: (tono de niño malcriado) ¿Tienen idea del calor que hace allí? ¡Mi padre se enterará de esto!
Príncipe2: ¡Cállense la… (Se detiene de golpe. Recuerda que hay niños presentes en la audiencia. Los mira un momento y luego vuelve a mirar a sus amigos) boca. Estamos en medio de una situación importante.
Príncipe5: ¿Ah sí? ¿Y se puede saber cuál es?
Príncipe2: (pasa el brazo por encima del hombro de príncipe1) Charrascopio estaba punto de contarme su problema.
Príncipe5: (mirando a príncipe1) ¿Tienes un problema?
Príncipe4: Cuéntanos, ¿Qué sucede?
Príncipe1: (con cara de depresión) Como ya dije, es todo culpa de Blancanieves.
Príncipe4: ¿La del mango?
Príncipe1: Sí.
Príncipe5: ¿La mandona, odiosa y vanidosa?
Príncipe4: No, esa era la madrastra.
Príncipe5: Ah, cierto.
Príncipe3: ¿La buenota que vivía con los siete oompa loompas?
Príncipe2: Esa misma.
Príncipe3: ¿Qué pasó con ella?
Príncipe1: No quiere casarse conmigo.
(Los tres príncipes recién llegados ahogan un grito de sombro.)
Príncipe3: ¿¡Como?! ¿¡Se volvió loca?!
Príncipe4: ¡¿Es que esa tipa no lee cuentos de hadas?!
Príncipe5: (Cara de escándalo) ¡¿Te imaginas lo que dirán los demás cuando se enteren de que salvaste a tu princesa y ella NO QUIERE CASARSE CONTIGO?!
Príncipe1: ¡Lo sé! ¡Pero no hay manera!
Príncipe2: A ver, cuéntanos que pasó.
Príncipe4: (tono de cuentos de hadas) Había una vez… (Melodía de película)
Príncipe1: (abre la boca para hablar varias veces, pero la música no se ha detenido. Fuera de papel y con tono maracucho) ¡Mijo, la musiquita! (la música se detiene, y Lisbeto vuelve a utilizar su “voz principesca”) Como decía. Todo parecía ir bien. Encontré a la damisela en peligro, vencí a la malvada bruja…
Príncipe4: ¿Qué no fue el…?
Príncipe1: ¡¿ME VAN A DEJAR CONTAR LA HISTORIA O NO?!
Príncipe3: (tono maracucho) Pero no te arr… (príncipe4 lo calla, y vuelve a señalar hacia el frente)
Príncipe1: Entonces, salvé a la princesa, y la desperté con mi (tono romanticón, empalagoso y cursi) beso de amor verdadero (cantando) Si no estás conmiiigo se me escapa el aire, corazón vacío (llorando como un despechado) estando en tuus braaazos solo a tu lado siento que respiroo (se detiene) ¡Y luego dijo que lo tenía que pensar! (rompe en llanto)
Príncipe2: (Dándole palmaditas en el hombro) Lo sé, lo sé.
Príncipe4: (Pensativo) Las princesas ya no son como antes. A Rapunzel solo le faltó golpearme en la cabeza con un sartén (hace una pausa) de hecho, si me golpeó en la cabeza con un sartén. Dos veces.
Príncipe5: Eso explica muchas cosas… (príncipe4 lo mira, molesto)
Príncipe2: Te entiendo. Antes, las princesas esperaban años y años a que uno fuera a rescatarlas. Su mayor sueño era casarse y ser felices para siempre. Ahora es diferente, es como si no quisieran ser salvadas.
Príncipe5: Cuando nos demos cuenta, serán ellas las que nos rescatarán a nosotros.
Príncipe3: No solo eso. Si las cosas van como van, no pasará mucho tiempo hasta que comiencen a usar pantalones y no vestidos.
Príncipe5: (horrorizado) O peor aún… Querrán… ¡Querrán estudiar, querrán irse a trabajar! ¡QUERRÁN GOBERNAR POR SI SOLAS! (Música tétrica)
Príncipes (a la audiencia): ¿Se imaginan algo así? (les da escalofríos)
Príncipe1: Pero ¿Qué voy a hacer?
Príncipe2: No te preocupes, que algo se nos ocurrirá. Blancanieves no es la primera ni será la última princesa con miedo al compromiso.
Príncipe3: Tienes razón. Te lo digo por experiencia propia: Cuando conocí a Aurora, ella también lo dudó. Pero claro, nos acabábamos de conocer. Después, fue papayita. (Énfasis en la última palabra)
Príncipe5: ¿Aurora? ¿Qué no estás casado con Cenicienta?
Príncipe3: (incómodo) Sí, bueeeno… La cosa con Aurora no terminó muy bien. Creo que sus palabras fueron (voz chillona disque de mujer) “¡Prefiero dormir durante el resto de mi vida que tener que pasar otro segundo contigo!” (Se encoje de hombros) ¿Qué puedo decir? Siempre amo de todo corazón a una mujer cuando la persigo por primera vez... pero, no soy bueno en la parte de “felices-para-siempre”. Con Cenicienta, todo es más fácil. (Los demás príncipes asienten)
Príncipe4: (de golpe) ¡Tengo una idea!
Los demás príncipes, sorprendidos: ¿En serio?
Príncipe4: (los mira, ofendido) ¡Sí! ¡Ya sé cómo hacer que Blancanieves se enamore de ti, y quiera casarse contigo!
Príncipe1: ¡¿Y qué estás esperando?! ¡Dime!
Príncipe2: Sí, ¡Cuéntanos! (Los príncipes se acercan y comienzan a susurrar. Fondo musical)
Príncipe1: (Levantándose de golpe) ¡Es perfecto! ¿Cómo no se me ocurrió antes?
Príncipe2: ¿Pero… crees que funcionará?
Príncipe4: (tono de 1+1=2) Es el plan más viejo del mundo ¿Cómo no podría funcionar?
Príncipe5: (Entusiasmo) Vamos entonces.
Príncipe4: (poniendo la mano frente a sí) ¡Todos para uno…!
Príncipe3: (arqueando las cejas) Chamo, ve que somos príncipes, no mosqueteros…
Príncipe4: Ah, cierto (baja la mano, apesadumbrado. Los príncipes se miran)
Príncipe1: Ah, ¿qué más? (Pone la mano frente a sí, y los demás lo imitan) ¡Todos para uno!
Príncipes restantes: ¡Y uno para todos!
(Los cinco se retiran, llevándose las sillas consigo. El camarero entra y se lleva las bandejas, los jugos y las galletas. Los naipes se llevan la planta, y arrastran la mesa a una esquina.)

Fin de la escena.

Escena 4:
 No solo los ratones quieren conquistar al mundo:

(Trompetas, fondo: Tocata y fuga de Bach. Cuatro hombres vestidos como naipes de color rojo suben a la tarima, trayendo consigo el trono de la reina, y un espejo de cuerpo completo. Dos “gemelos” ambos con camisa de  rayas y bragas de tirantes, suben al escenario, empujándose, y se detienen sin mucha gracia uno a cada lado del trono)
(Se escucha un grito que pone fin a la música: ¡CÓRRRRRRRTENLES LA CABEZA! Otro naipe pasa frente a la audiencia, sosteniendo un cartel donde se lee “Castillo de la Reina Roja.”)
(Cruel y gritona, la reina roja hace su entrada. Sus ojos, cargados de furia, recorren las miradas de todos a su alrededor.  Con el porte que solo una reina tiene, camina, la cabeza en alto, hasta su trono.)
(Fondo musical)
Reina Roja (mientras camina): ¡Mis esferitas! ¡Al fin volvieron! (los gorditos hacen reverencias, muriéndose de la risa)
Tweedledee: Es un placer verla, majestad. Luce tan rojamente aterradora como siempre…
Tweedledum: De ser posible, me parece que hoy se ve más maléfica que nunca…
Reina Roja: (con desdén) Ya dejen los halagos… (Se sienta en el trono, y se remueve incómodamente en el asiento. Gritando) ¡NAIPES! ¡NAIPES!
(Los mismos naipes que trajeron el trono se acercan, y se amontonan ante la reina entre reverencias, visiblemente asustados.)
Reina Roja: (furiosa) ¡Les dije que quería un cojín de plumas! ¡¿Y MI COJÍN DE PLUMAS DE PATO?!
(Los naipes se miran entre sí, asustados, y se tropiezan y caen, en su prisa por buscar el cojín de la reina)
Reina Roja: (susurro que va en aumento hasta volverse un grito) Estoy rodeada de IMBÉCILES (señala uno de los naipes) Tú busca el cojín (señala otro naipe) Tú y tú busquen a mi sota. (Lo último lo dice con tono meloso)
(El naipe asiente y se va)
Reina Roja: ¡Ustedes tres! ¿Se van a quedar allí mirándose las caras? ¡Tráiganme algo de comer! ¡¿Y se supone que tengo que aguantar calor todo el día?! ¿No ven que se dañó el aire acondicionado?
(Los tres naipes también se van. La reina se acomoda en el trono, y espera.)
Reina Roja: ¡SÉ ESTÁN TARDAAANDO! (resopla, frustrada, y niega con la cabeza) No se puede conseguir un juego de naipes decente estos días (Dos naipes vuelven, entre reverencias, y hacen gestos con las manos. Tono meloso y cursi) ¿Eso dijo? (aplaude) ¡Ayyy si es tieeerno! (Seria, y con tono autoritario y seco) ¡Díganle que se olvide de las rosas y venga de una vez! ¡AHORA! (consigo misma) ¡Mi amado Ilosovic Stayneopoulopapachamatanecarocapopulous (dificultades técnicas de pronunciación. Nota: El personaje es libre de decir el apellido como quiera, siempre y cuando sea largo y extraño.) Al fin ha vuelto!
(Los naipes hacen reverencias, nerviosos y sobresaltados, y se van. Otro naipe llega y deja un cojín en la silla de la reina. Otro más hace su entrada y comienza a refrescarla con un abanico de color rojo)
(La reina se sienta, con porte autoritario e impaciente. La sota entra, envainando la espada y llevando consigo un ramo de rosas, recién cortadas y aún chorreando pintura.)
Reina Roja: (melosa, se levanta. Los naipes se van) Ilosovic Staneop… staneopopu... lichaca… (Carraspea sonoramente) ¡Sota mía! ¡Volviste! (lo abraza) 
Sota: (vacilante) ¡Mi Rrreina! (con miedo, la abraza) Es un placerrr volverrr a verrla (inserte música cursi-aterradora aquí) Le he trrraído un obsequio (entrega las rosas a la reina)
Reina Roja: (ahoga un grito de sorpresa) ¿Cómo supiste que me gustan las rosas rojas?
Sota: (Abarca con los brazos, para la audiencia, la vestimenta roja y el maquillaje completamente rojo de la reina) Tengo… un sexto sentido parrrra ese tipo de cosas.
(La reina se abraza a las flores, manchándose la cara de pintura)
Reina Roja: (Levantando la cabeza) Se me olvidaba ¿Ya conociste a mis gorditos? ¡Tienen la manera más divertida de hablar! (mira a los gemelos) ¿Qué esperan? ¡Hablen! ¡Entreténganos! (Los gemelos callan, conteniendo la risa) ¡HABLEN, O MANDARÉ A QUE LOS ASESINEN A MUERTE! (nótese la redundancia. La sota pone los ojos en blanco.)
Tweedledee: (Mirando a su gemelo, y señalando a la reina) Deberíamos…
Tweedledum: (Le la un manotazo a su hermano, haciendo que baje la mano) No, claro que no.
Tweedledee: Pero si tenemos que hacerlo, deberíamos hacerlo. (Le da un codazo)
Tweedledum: (lo empuja) Pero si no deberíamos, es mejor no hacerlo.
Reina Roja: (revienta de risa) ¿Viste? ¡Te dije que tenían la forma más extraña de hablar! (Sonríe como boba, vuelve a hundir la cara en las rosas, y luego mira a Ilosovic, extrañada) ¡Que olor más curioso tienen! ¿Estás seguro que son rosas, Stayne?
Sota: (improvisando) Ehhm… son… una nueva especie, perrro si, son rrrosas, indudablemente.
Reina Roja: Que extraño… Se parecen a las que plantaron ayer en el jardín. Pero es imposible, porque esas eran blancas.
Sota: (nervioso) Si… Qué currrioso ¿no?
(Los gemelos, señalan a la reina y ríen con crueldad)
Sota: ¡¿QUÉ ES TAN DIVERRRTIDO?!
Reina Roja: Están locos, sota querida. (A los gorditos) ¡Váyanse, AHORA! 
(Los gemelos sonríen con malicia y luego se van.
Ruido de trompetas. Se escucha una voz de fondo: “¡Majestad, han venido a verla!”)
Reina Roja: (al mensajero invisible) ¡Que se apresuren! (a si misma) ¿Quién podrá ser? (se sienta en el tono, seria, aún con la cara manchada de pintura)
Sota: No tengo idea, majestad (saca un papel arrugado y lo revisa) No está en el guión.
(Se ve a la reina roja sentada en su trono, impaciente, y a la sota a su lado. Vacilantes, las princesas entran en escena, llevando cada una un ramo de rosas rojas en la mano.)
Blancanieves: (susurrando) ¿Crees que funcionará? ¿Y si no nos escucha?
Rapunzel: (susurrando) O peor ¿Y si se enoja y nos quiere matar?
Cenicienta: (susurrando) ¡Cállense ya! Es un plan perfecto, y obvio que va a funcionar. Además, para eso están las rosas.
Blancanieves: (asustada) ¿Para decorar nuestras tumbas?
(Cenicienta ignora la pregunta. Las tres princesas llegan ante la reina roja y hacen una humilde reverencia y colocan las rosas frente a la reina. Al ver el rostro de la reina, las tres princesas ahogan un grito.  Se ve a Rapunzel contener la risa.)
Cenicienta: (Susurrando. Le da un codazo a Rapunzel) ¡Ni se te ocurra! (A la reina) Majestad, es un placer verla.
Reina Roja: (despectiva) ¡Ah, son ustedes! ¿Se puede saber que hacen aquí?
Cenicienta: Lamentamos molestarla, pero hemos  venido a pedirle un favor.
Reina Roja: (despectiva) ¿Por qué no me sorprende? (chaspea los dedos) ¡NAIPES! (dos naipes aparecen) ¡Busquen un sitio donde poner las rosas! (Les entrega las rosas que lleva en la mano, llenas de pintura, y señala las que están en el suelo)
(Los naipes toman las rosas y se van)
Reina Roja: Entonces, ¿Cuál es ese favor?
Cenicienta: (empujando a Blancanieves hacia la reina y susurrando) Anda, dile.
Blancanieves: (lentamente) Majestad, verá… nosotras… pues…
Rapunzel: (hablando rápido) Necesitamos que mate a alguien.
Blancanieves: ¡Rapunzel!
Cenicienta: (Le jala el cabello a Rapunzel) No es cierto, solo necesitamos que asuste a alguien, lo suficiente como para que deje a nuestra amiga tranquila.
Reina Roja: (cruzándose de brazos) Ya veo (se pone en pie) ¿Y quién es esa persona?
Blancanieves: El príncipe que me salvó.
Reina Roja: (frunce el ceño) ¿Te salvó? ¿Entonces por qué quieres asustarlo?
Blancanieves: ¡Porque es un fastidio, majestad! Estoy cansada de decirle que no quiero casarme con él ¡Y él sigue insistiendo!
Reina Roja: (desdeñosa) Con que si ¿eh? Veré que puedo hacer. ¡Váyanse!
(Las princesas  hacen reverencias)
Cenicienta: Muchas gracias, majestad. (Se retiran)
Reina Roja: ¿Oíste eso, Ilosovic?
Sota: (sarcasmo) Estoy a su lado, majestad, clarrro que lo escuché.
Reina Roja: (ignorando comentario) ¡Sabía que todo era una farsa! ¡Nadie puede ser tan feliz!
Sota: Majestad, aparrrentemente solo una de ellas es infeliz. Las demás siguen tan felices como siemprrre.
Reina Roja: (pensativa) Hum, Buen punto. (Sonríe) ¿Estás pensando lo mismo que yo, Ilosovic?
Sota: (sin comprender nada) Ehhm… ¡Clarrro, Majestad!
Reina Roja: ¡Ellas quieren que les demos un buen susto! ¡Pero son ellas las que se llevaran el susto!
Sota: ¡Clarrro que s…! (pausa) Ya va, ¿qué?
Reina Roja: ¿No lo ves, sota mía? ¡Es el momento perfecto! ¡Acabaremos con todos los príncipes de nunca jamás, no quedará ni uno! (breve risa malévola)
Sota:¡Es una idea marrravillosa, mi rrreina! (a la audiencia) Siempre que no sea yo, todo bien.
Reina Roja: (presumida) Lo sé. (A la audiencia) Ahora escribiré la historia a MÍ MANERA. Y ¡Ay! Del que oponga. ¡NO MÁS FELICES PARA SIEMPRE! (Risa malévola. Hecha la cabeza hacia atrás y levanta los brazos hacia arriba)
(Fondo musical: Coro de Don’t stop believing de Glee. La reina deja de reír, furiosa, y señala al encargado de música con el dedo)
Reina Roja: (roja de rabia) ¡CÓRTENLE LA CABEZA!
(Los naipes se llevan al encargado de música, y se escucha el disparo de una pistola.  El encargado vuelve, ahora con una tela negra cubriéndole la cara, y un naipe  entra, sosteniendo un cartel donde se lee: “5to año B alegremente les informa la llegada de su nuevo encargado de música.”)
Reina Roja: (sonriendo) Como estaba diciendo, es momento de cambiar un poco las cosas por aquí. ¡Vámonos, sota mía, hay cosas que hacer!
(Los dos hacen ademán de retirarse. Música de fondo: Tema de Pinky y cerebro. A mitad de camino, la reina pasa frente al espejo, viendo su reflejo.)
Reina Roja: (asustada. Gira de nuevo, y observa a la audiencia) ¡Mi cara! (se toca el rostro, cubierto de pintura. Muda de sorpresa) P-p-pero, ¿Cómo? ¿Cómo pasó? (a la sota, aún afectada) ¡Ilosovic! ¿Me diste unas rosas que manchaban? ¿Cómo pudiste?
Sota: (desesperado y suplicante) ¡Majestad! ¡Le jurro que yo no lo sabía! ¡Han sido los naipes! ¡Fueron los que me sugirrierron corr…digo, comprrar esas rrrosas!
Reina Roja: (Furiosa. Los brazos en puños, la cabeza fruncida y roja) ¿QUIÉN HA SIDO? ¡RODARÁ LA CABEZA DEL CULPABLE! (Música tétrica de entrada. Se da la vuelta, y se retira del escenario, con Ilosovic pisándole los talones.)
(Dos naipes entran y se llevan el trono y el espejo, al tiempo que los demás traen tres de las sillas, arrastran de nuevo la mesa y colocan el mantel de cuadros. Los gorditos salen de nuevo, deteniéndose justo en medio del escenario)
Al unísono: ¡Ahora sí que viene lo bueno! (se van)

Fin de la escena
Ahora si, se va a estudiar,
S.C. (co-bloggeando con KyokoD y Limón)

A wordless writer

Hay momentos incómodos en la vida en que te quedas sin palabras.
Sé que eso ya lo dije, pero es que me frustra lo increíblemente fácil que me resulta escribir aquí, en el teclado, y el desastre analfabeto y tartamudeante que me vuelvo cuando se trata de un asunto serio.
Por eso digo que los escritores no nacimos para hablar. Ni siquiera sé si nacimos para escribir con efecto inmediato, tengo diez minutos con la página del blog abierta y lo que llevo son cuatro líneas.
En fin, están esos momentos vergonzosos de la vida que vale la pena ser escritos aquí, y están los otros en los que simplemente hay que escribirlos a ver si a uno se le pasa la pena.
...Todavía no sé cual de los dos es este, pero me está ayudando esto de escribir, así que voy a seguir con ello.
Soy un asco en las relaciones, y no hablo de parejas románticas, hablo simplemente de esas relaciones con otros seres vivos a las que todo el mundo está acostumbrado, todo el mundo sabe que decir, como actuar, que esperar... Y del otro lado estoy yo, la inadaptada social que ni siquiera puede jactarse de tener una inteligencia superior a la promedio. Soy mi propio personaje, recluído en mi bosque fantasma...
Y la cosa es que soy feliz así. Me gusta, así la espontaneidad no sea lo mío, y más sean las veces que termine haciendo el ridículo. Así mi timidez sea aplastante y tenga que apretar corazones de goma durante las exposiciones para que no se me vea el temblor de las manos...
Disfruto mi propio desastre, lo cual supongo que es lo que cuenta.
Pero... Por una vez. UNA. Me gustaría no pensar todas las cosas 12340987134 de veces antes de tomar una decisión, que, para el colmo, siempre resulta siendo lo primero que había pensado.
Así que vivan esos momentos sin palabras, y viva sentirse como una idiota.
Habiendo gastado demasiado tiempo (tanto suyo, como mío),  se va a repasar anatomía,
 
S.C., Una escritora sin palabras. 
(co-bloggeando con KyokoD y Limón) 
 

25 mayo 2012

No es otra tonta obra de teatro.

Y es que, al igual que mi querida S.C., yo también llegué a un punto en el que me creía capaz de escribir una obra de teatro sin morir en el intento. Ya lo había intentado varias veces, pero siempre acababan como suelen acabar mis proyectos: a la mitad, por lo que confiaba en que esa vez todo saldría bien. ¡Y pues sí! Logré terminar la obra y saqué un glorioso 20 en castellano. Pero contrario a la bloggera recién nombrada, no tenía ninguna esperanza de que mi obra fuera elegida (y mejor así, porque la que hicieron fue mucho mejor), por lo que ahí la tengo, en lo más profundo de las carpetas de Mis Documentos que se han ido acumulando con las formateadas de PC, a espera de que alguien esté lo suficientemente desesperado como para llevarla a escena. Pero mientras tanto, supongo que no hará daño que la ponga aquí, ¿O sí? A lo mejor salvo la nota de castellano de alguien. Who knows. Allá les van los personajes y la primera escena.


 

Síntesis: Las síntesis son un mito.

Personajes (por orden de aparición)

Princesa Katrina: Princesa de Schrödinger, posiblemente el ser mas lambiscón, interesado e hipócrita de la historia del universo, con una voz chillona que aturde a todo el mundo.

Rey Inserte-su-nombre-aquí: Rey de Schrödinger. Realmente no necesita una descripción, siendo que muere en la primera escena.

Maga malvada Voldemorta: Hechicera maligna que no parece darse cuenta de que no está en una obra de Harry Potter, mata al Rey y se apodera de Schrödinger (Hogwarts según ella).

Mortífagos 1 y 2: Claramente secundarios. Están allí para soportar a Voldemorta y librarse de trabajar en escenografía o cualquier otro puesto que implique moverse.

Ciudadano: Prácticamente un narrador, se encarga de relatar lo que ha sucedido entre escena y escena. Optimista (aunque con una mala suerte que da pena ajena), siempre anda con un periódico y le niegan la Visa cada vez que va a la cita.

Chirley: Protagonista femenina de la historia, oriunda de un pueblo que no tiene importancia suficiente como para tener nombre, y una viciada al Blackberry. Acepta la peligrosa misión de matar a Voldemorta para recuperar la sagrada "EDGE" en la pantallita de su BB. Aparentemente tanto ella como Thiago son los elegidos de una profecía más vieja que el hambre, pero para lo que a ella le importa… es malhumorada e impaciente, y no duda en reclamar si algo no le gusta o le parece estúpido.

Thiago: Prota masculino, del mismo pueblo desconocido que Chirley. Contrario a ella (aunque también tiene un BB), el es un viciado al fútbol, y si acepta la misión que le otorga la princesa es para recuperar la señal de DirecTV y poder ver sus partidos en paz. Contrario a Chirley, él se muestra mucho más animado por participar en una profecía que perfectamente pudieron haber inventado y por salvar al reino y quedar como un héroe, además de ser más paciente y tranquilo que ella.

Guardianes Enano y Gigante: En realidad es al revés (El más pequeño es el Gigante y viceversa) pero cambiaron sus papeles a último momento por una confusión en los nombres del libreto. Hablan con voz monstruosa (chillona y grave, respectivamente) que debe dejar dolor de garganta por un mes y no toman muy en serio su trabajo como guardianes.

Profesor: Un simple profesor que aplica la frase de "todos los días se aprende algo nuevo".

Bruja Benévola Edea: La típica hechicera que sabe mucho más que los protagonistas y los ayuda a salir airosos de su misión. Es incluso más impaciente que Chirley, y tiene tendencia a gritar y pisotear el suelo cuando algo le molesta.


 

Intento 1 (sí, aquí decimos "intentos" en vez de "escenas".)

Harry Potter porque sí, y te callas.


 

(El director y el subdirector se encuentran detrás del escenario, y el Rey y la Princesa están en la que (se supone) es la sala del trono multiusos. El ciudadano sale por una esquina del escenario, sosteniendo un periódico.)

Ciudadano: (Rostro de tristeza) Me negaron la visa… otra vez. Bueno, al menos me dieron la cita para pasado mañana. Les contaré dónde estamos: Erase una vez, hace muuuucho tiempo aunque se los esté contando hoy, un reino mágico-místico llamado Schrödinger…

Subdirector: ¿Y ese nombre?

Director: Necesitaba un nombre raro.

Ciudadano: … en el que todo era lindo, bello y hermoso. O al menos lo era, hasta hace aproximadamente unos dos días, cuando una misteriosa nube de oscuridad pasó por encima del reino.

(Pasa alguien de escenografía sosteniendo una nube con cara enojada)

Subdirector:
(Tono sarcástico) Mas paaavos los efectos estos…

(El ciudadano sale por donde llegó, y la atención se enfoca en el rey y su hija, ubicados en la sala del trono, viendo el lugar por donde desapareció el tipo de escenografía con incredulidad)

Princesa: Chamo, no. O sea, qué efectos tan malos.

Rey: Cállate, si no te gusta, pues debiste meterte en escenografía.

Director: ¡Cállense y sigan el guión!

Princesa: Pero no te piiiques… Ok. (Tono dramático y voz chillona) ¡Oh, queridísimo, amadísimo y estimadísimo padre! ¿Has visto esa extraña nube que, por alguna razón, en vez de estar en el cielo, ha pasado flotando frente a nuestras narices?

Rey:
(Voz profunda) Sí, la he visto. Ciertamente, es una nube muy extraña.

Princesa: ¿Qué crees que signifique?

(Los de escenografía arrastran a alguien cubierto por una manta negra, ante la cara de asombro del Rey y la Princesa, y luego se van)

Rey: ¿Y eso?

Voldemorta:
(Se quita la manta y apunta al rey con una varita) ¡AVADA KEDABRA!

Rey: … Chama, esto no es Harry Potter.

Voldemorta: Le dije al director que no iba a actuar si no hacía hechizos de Harry Potter, y me dijo que no había problema con que los hiciera. Así que muere.

Rey: Haber empezado por ahí. (Sobreactúa su muerte) AAARGHASDFDOLORAAAGH SUFRO, ME MUEROOO AAARGH

(El rey cae al suelo "muerto". La Princesa lo mueve con el pie, pero este no reacciona)

Princesa: … Ejem. (Voz chillona) ¡¡Amadísimo padre, NOOOOO!! (Se arrodilla junto al Rey y le pega cachetadas) ¡Revive, no quiero ser huérfana! ¡Nadie en el salón quiso agarrar el papel de madre!

Voldemorta: (Risa malévola como la de Cerebro, el del Laboratorio de Dexter) ¡Jajajajaja! ¡He matado a Dumbledore!

Princesa: ¡Él no se llamaba Dumbledore!

Voldemorta: … Ehm. ¡No importa! ¡El punto es que lo maté, y ahora gobernaré Hogwarts!

Princesa: ¡Schrödinger!

Voldemorta: ¡Es lo mismo! (Camina por el escenario) ¡Ahora soy la reina! Y como primero decreto, ¡Cambiaré el nombre de este reino a Hogwarts! Digo, Schrödinger suena tonto. Ni siquiera sabía pronunciarlo la primera vez que leí el guión.

Princesa: Pues yo tampoco, la verdad.

Rey:
(Aún tirado en el piso) Ni yo.

Voldemorta:
(Se queda viendo al Rey) Se supone que estás muerto, guarda silencio. ¡¡Mortífagos!!

(Entran a escena dos tipos con mantas negras y máscaras de carnaval)

Voldemorta: ¡Llévense a la princesa!

"Mortífaga" 1: ¡No somos mortífagos, viciada de Harry Potter!

"Mortífago" 2: En el guión decía que éramos soldados imperiales traidores.

(En lo que los malos discuten, la Princesa aprovecha para escapar y sale de escena)

Voldemorta: No me importa, ahora son mortífagos porque me da la gana. Sólo llévense a la princesa.

Mortífago 2: ¿Y si te digo que no está?

Voldemorta: ¿Eh? (Mira a donde estaba la princesa)… Hey, se escapó.

Mortífagos: No me digas.

Voldemorta: Ajá, no importa, total, pa' lo que nos servía… ¡Vamos, mis mortífagos! (Se para en el centro del escenario) ¡Primero Hogwarts, y luego EL MUNDO MÁGICO! ¡Jajajajajajaja!


 

Fin del Intento 1.


 

¡Suficiente por ahora! Lo más probable es que suba las escenas dos y tres mañana. Espero que sea del agrado de los lectore fantasmas hasta el momento. (?)


 

Sin saber qué hacer, pero sin quererse ir a dormir, se despide

KyokoD
(co-bloggeando con S.C.
y Limón)

Felices en Nunca Jamás pt. 2

Como lo prometido es deuda, aquí las primeras dos escenas. Espero les gusten :)

Escena 1:
Blancanieves quiere vacaciones.
(Se levanta el telón, y se ve el interior de la cabaña, dentro hay una planta, una lámpara y dos mesas. Una de las mesas está repleta de  cestas de manzanas, y en el centro de la habitación está una joven de vestido amarillo, azul y rojo (no confundir con una bandera) sentada frente a la segunda mesa, que está cubierta de un mantel a cuadros. Frente a ella otra cesta de manzanas. Blanca nieves coge una manzana de la cesta, la muerde, cierra los ojos un segundo y luego suspira, frustrada)
Blanca nieves: Tampoco es esta (tira la manzana al suelo, repleto de manzanas a medio comer) ¿Por qué tenían los enanos que botar LA ÚNICA manzana envenenada de todo Nunca Jamás?  (Mira a su alrededor, el lugar repleto de manzanas, y toma otra de la cesta)
(Se oye el ruido de un caballo que se acerca)
Blanca nieves: (bastante molesta) No de nuevo… (A la audiencia) ¿Es que este tipo no tiene ningún otro sitio a donde ir?
(El caballo se detiene y baja de él un príncipe, ya conocido por la audiencia)
Príncipe 1: ¡BLANCANIEVES, BLANCANIEVES! ¿Dónde estás Blanca nieves?
Blanca nieves: (susurra) ¿Y esté que se cree Romeo ahora?
Príncipe 1: ¡Blanca nieves! ¡Aparece ahora mismo!
(Blanca nieves se asoma)
Blanca nieves: (Mirando al príncipe, muy enojada) ¿Oh sino…qué?
Príncipe 1: ¡Si no sales ahora mismo, yo…yo…! (hace una pausa, y mira a la audiencia) ¿Qué hago? ¡Ah, ya sé! (desenvaina su espada) ¡Soplaré y soplaré y tu casa…! (baja la espada) No, eso no era (se guarda la espada de nuevo y saca un guión  muy doblado del bolsillo) Veamos… (Hace que lee) ¡Aquí está! (leyendo en voz alta) “No. Me. Iré. De. Aquí. Hasta. Que. Salgas” ñl(guarda el guión de nuevo y desenvaina la espada) ¡No me iré de aquí hasta que salgas!
Blanca nieves: ¡Te saldrán raíces entonces! (sin embargo, sale) Además ¿Qué quieres ahora? ¡Ya te dije que no iba a casarme contigo!
Príncipe 1: (susurrando) Cuaima tenías que ser…
Blanca nieves: ¡¿Qué fue lo que dijiste?!
Príncipe 1: (gritando) ¡Nada, amor mío, solo recordaba lo hermosa que eres!
(Blanca nieves se cruza de brazos y pone los ojos en blanco.)
Blanca nieves: ¡Hombres! ¡Si serán tercos! (Se oye un carruaje acercándose) ¡Vete de una vez! Ya mis amigas están llegando.
(Blanca nieves vuelve a la cabaña y toma la cesta llena de manzanas)
Príncipe 1: Te he dicho que no pienso irme hasta que… (Una manzana lo golpea) ¡Ay! (Blanca nieves comienza a tirarle manzanas)
Blanca nieves: ¡Que te vayas he dicho!
Príncipe 1: ¡Ay! ¡Ay! ¡Ya me voy! (Se sube al caballo, mientras Blanca nieves le arroja manzanas Fondo musical romántico) ¡Pero volveré, amor mío! (cantando) Yo no me doy por vencido… (Deja de cantar, y la canción se corta bruscamente cuando una manzana le da en la cabeza) ¡YA ME VOY MUJER!
(El príncipe se va)
Fin de la escena.
Escena 2:
Amas de casa desesperadas:
(Blancanieves entra de nuevo en la cabaña, recoge todas las manzanas del suelo, esconde las cestas y se arregla el cabello. Va arreglando la casa, mientras, afuera, el carruaje se acerca.
Dentro del carruaje: (gritos de mujer) ¡Ay! ¡Me estás pisando el cabello! ¡Muévete!
Un carruaje de papel  crepé y piedritas de colores se detiene frente al público, de él, como carro de payasos, van nada menos que diez personas. Dos de ellas son princesas. Cuando las princesas “bajan”, los demás se llevan el carruaje.  )
Cenicienta: (acomodándose el vestido y peinándose) La próxima vez me vengo a pie…
Rapunzel: ¡Tú fuiste la pichirre que no quiso pagar por mejor escenografía! (Mira hacia abajo) ¡Y sigues pisándome el pelo!
Cenicienta: (Da un brinco) ¿Pichirre yo? ¿Qué no te has visto en un espejo? (señala el cabello de Rapunzel) ¡Los peluqueros también comen!
Rapunzel: (luciendo su cabello) ¿Tienes idea de cuánto cuesta mantener ESTO?
Cenicienta: (burlándose) ¿Tus teñidas extensiones?
Rapunzel: (Haciendo un puño con la mano) Repíteme eso otra vez, patona.
(En eso el mismo carruaje pasa de nuevo, se detiene al lado de las dos princesas, y arroja una Converse al suelo)
Cenicienta: (levantándose el borde el vestido, ve que le falta un zapato) ¡No me había dado cuenta! ¡Mis zapatos nuevos!
Rapunzel: Tú siempre con tu manía de quitarse los zapatos dentro del carruaje…
(Cenicienta recoge el zapato y las dos entran a la cabaña)
(Rapunzel  recoge una manzana del suelo y mira a Blancanieves)
Rapunzel: ¿Ya andas “depre” otra vez?
Blanca nieves: (tono de “sabelotodo” medio a la defensiva que trata de ocultar que Rapunzel tiene razón) ¿Sabes? Las manzanas son una fuente de energía. Muchas personas las comen.
Rapunzel: (Levanta el mantel de la mesa y enseña al público todas las cestas) Pero lo tuyo es caso aparte…
Blanca nieves: (Baja el mantel de golpe, muy enojada) Eso no es asunto tuyo.
Rapunzel: (voz del chavo) Pero no te piques…
Blancanieves: (molesta) ¿Vinieron a ayudarme o qué?
(Blancanieves y Rapunzel también se sientan. Cenicienta vuelve a ponerse el zapato)
Cenicienta: ¿Y en qué quieres que te ayudemos?
Blancanieves: (desesperada) ¡Es que el príncipe ese no deja de pedirme que me case con él! ¡Y ya no hayo de que manera decirle que no!
Cenicienta: ¿Y por qué no quieres casarte con él? ¡Es un príncipe!
Rapunzel: (voz soñadora) Y muy guapo…
Cenicienta: Y más importante…
Rapunzel y Cenicienta: ¡Tiene mucho dinero!
Blancanieves: ¡No es ni lo uno ni lo otro!
Cenicienta: (como quien explicaría a alguien que 1+1=2) Todos los príncipes son ricos. ¿Por qué crees que se pasan la vida sin trabajar buscando princesas?
Rapunzel: Además, él te salvó la vida. ¿O ya se te olvidó el accidente de la manzana?
Cenicienta: ¿No era un mango?
Blancanieves: Sí, creo que era un mango.
Rapunzel: ¿Y qué haces tragando manzanas entonces?
Blancanieves: (encogiéndose de hombros) Son más baratas.
Cenicienta: (pone los ojos en blanco) Mango, manzana, pera, mamón, lo que sea, el punto es que él te salvo la vida.
Blancanieves: Si, bueno, pero…
Cenicienta: De no ser por él todavía estarías durmiendo la siesta…
Rapunzel: (con tono sepulcral) Seis metros bajo tierra.
Blancanieves: (perdiendo la paciencia) ¡Ya entendí! ¡Igual, No me quiero casar con él, Y PUNTO!
Rapunzel: (molesta) ¡Ay, pero que mal humor chica!
Blancanieves: ¡¿Mal humor?! ¡Ya les dije que no me iba a casar con ese, ese…! (grita) ¡Y ustedes siguen!
Cenicienta: (Tono tranquilizador) Ok, no te vas a casar con el príncipe. Tranquila.
Rapunzel: (cantando) Alguien está en sus días…
Cenicienta: (interrumpiéndola) ¡Rapunzel!
(Rapunzel se cruza de brazos)
Rapunzel: (a la audiencia) ¡Pero que sensible anda todo el mundo! (Cenicienta le clava una mirada asesina)
Cenicienta: (a Blancanieves) ¿Y qué tienes en mente?
Blancanieves: (Hunde la cabeza en los brazos) ¡No sé! ¡Por eso necesito su ayuda!
Rapunzel: ¿Y qué pasó con los enanos? (Mira alrededor) ¿No quieren ayudarte?
Blancanieves: (Se encoge de hombros) No los he visto desde que se fueron a trabajar al exterior. A la fábrica de ese tipo Wonka.
Cenicienta: (pensando) Mmmm… (Se escucha el sonido de que se le acaba de ocurrir una idea) ¡Ya sé!
Blancanieves: (ilusionada) ¿Qué? ¡Dime!
(Cenicienta está a punto de decir algo, pero Rapunzel la interrumpe)
Rapunzel: ¡No te quedes allí callada! ¡Dinos!
(Cenicienta, de nuevo, hace intento de hablar)
Blancanieves: (gritando) ¡Pero habla!
Cenicienta: (gritando furiosa) ¡PERO ES QUE NO ME DEJAN HABLAR!
Rapunzel: ¿Y de nuevo con el mal humor? (al público) ¿Ven que no son ideas mías?
Cenicienta: ¿Y vas a seguir con eso?
Blancanieves: Ya, ya, dejen de pelear. Dinos cuál es tu idea.
Cenicienta: (Sonríe. Fondo musical) Conozco a la persona que puede ayudarte con tu problema.
Blancanieves y Rapunzel: ¿Quién?
Cenicienta: (Aún sonriendo) Ya verán. (Se pone en pie) Vamos, antes de que sea de noche. No querrán hacerla enojar.
Rapunzel: (intrigada) ¿Y por qué no?
Cenicienta: (como quien no quiere la cosa) Porque podrían…perder la cabeza.
(Las tres princesas se marchan. Al irse, dos de ellas toman las cestas, y la otra princesa se lleva consigo el mantel de cuadros.)
Fin de la escena.
Gracias por leer :D Pronto subiré los que siguen, mañana probablemente.
Sin más nada que decir por hoy, se va a seguir estudiando,

S.C. (co-bloggeando con KyokoD y Limón)