28 febrero 2011

Desvaríos de una joven soñadora.

"Mucha gente dice que me quejo demasiado. Que odio mi vida, que no tengo en cuenta lo afortunada que soy y como muchas personas desearían tener las cosas que yo doy por sentado -en primera, me parece muy tonto hacer sentir a alguien culpable solo porque nació en el continente "bonito" del planeta ¡No es como si nos dieran un folleto para elegir antes de nacer! Como sea, me estoy desviando del tema, mi punto es que eso no es cierto: Yo no odio mi vida. Todo lo contrario: Amo mi vida. Amo el hecho de estar viva, de cambiar constantemente, de lograr cosas que en un principio parecían imposibles.
Además, decir que un ser humano odia su vida, es tan absurdo como decir que no le gusta respirar, o pestañear, o comer: Hay tener corazón de piedra para odiar el simple hecho de existir.
Para entenderlo, imagínate que tienes un hermano (pequeño o grande, no importa): Hay momentos en los que de verdad te saca de quicio, dices las mil pestes sobre él, y hasta te provoca entrarle a puños. Sin embargo, lo amas, así sea la persona más molesta del mundo, así se robe tus cosas y las haga pedazos, así se coma los dulces que escondiste en la nevera. Lo quieres así ponga la música a todo volumen cuando tienes examen de física cuántica al día siguiente, y pelearías con uñas y dientes si alguien tratara de hacerle daño.
Así es la vida. Hay momentos en que uno necesita desahogarse, cuando la injusticia -o la presión- llega hasta tal punto que uno hasta llega a pensar por qué demonios vino al mundo. Pero la verdad es que amas la vida, con sus altibajos, sus emociones, sus desamores y sus sufrimientos. Porque es tuya, es única, es impredecible, y tú eres la única persona que puede decidir su final (Lo estás haciendo, incluso ahora, aunque de momento no te lo parezca)
Como dije, nadie odia su vida. Así a veces provoque darle una buena cachetada. Es mi vida, y la amo.
Estoy muy feliz de estar viva, y de vivir a mi manera. "
Me parece que al final convertiré mi supuesto "libro" en fragmentos que publicaré de vez en cuando. Básicamente, será algo así como mi diario literario, donde colocaré cualquier cosa ramdom que me venga a la cabeza. Los desvaríos de una joven soñadora (osea yo, jeje)


Au revoir~

S.C. (co-bloggeando con KyokoD)

27 febrero 2011

Fragmento. (Desvaríos de una joven soñadora)

"Hay cosas que nunca se olvidan, aunque en un momento pasen desapercibidas. Hoy he vendio a hablarles de una de esas cosas, algo que pasó hace mucho tiempo, y que no me di cuenta de su importancia hasta ahora.
Una amiga me dijo, en uno de sus momentos espontáneos que solían dejarnos a todos boquiabiertos, que "todos nacemos con alas. Por cada segundo que pasa una pluma cae al suelo, y cuando las plumas se acaban, dejamos de ser ángeles y pasamos a ser viejos."
Cuando lo dijo, creí que era otra de sus locuras. Algo así como el efecto secundario de leer tantas novelas - imagínense, yo, burlándome de alguien por leer mucho.
Ahora me doy cuenta de que tenía razón. Todos nacemos con alas: Las alas de la inocencia y de la fantasía. Nacemos como perfectos ángeles sin mancha, con las alas inmaculadas, listas para enfrentarse al mundo. Listas para salir volando hacia la libertad. Conforme crecemos, nuestras alas pierden su encanto. Nuestras plumas se caen, se quiebran, manchan, y dejamos de ser los bellos ángeles que llegaron al mundo.
Desde pequeños nos han enseñado que llega un momento cuando hay que enfrentarse al mundo real y dejar los cuentos de hadas, como si viniéramos al mundo destinados a que nos arranquen las alas. La realidad envejece el espíritu que antes era capaz de volar, de correr y de soñar. Nos convierte en ángeles caídos manchados y viejos. Sin sueños.
A eso quiero llegar. Todo el mundo tiene sueños, solo que no se aferran a ellos lo suficiente. Dejan que "la realidad" les arranque las alas y los llene de preocupaciones. Se convencen de que los sueños son ilusiones que jamás se cumplirán, y que es mejor hacer algo convencional y "útil" para la sociedad, cuando la realidad es que vinimos al mundo para extender nuestras alas, para seguir nuestros sueños y vivir sin más. Solo eso. Somos ángeles. Vinimos a volar.
Si la gente tuviera esto más en cuenta, no habría tantos corazones rotos en el mundo, tantos sueños tirados a la basura, ni tantas esperanzas en vano.
Pero lo olvidan, lo entierran junto a los recuerdos de la infancia, junto a las cosas que tienen que pasar a un segundo plano cuando llega esa cosa que ellos llaman madurez. ¿De qué me sirve la madurez, si voy a pasar toda mi vida sentada, viendo como mis plumas se caen poco a poco hasta envejecer y morir?
¿Suena eso como la vida que quieren vivir? ¿Para eso es qué venimos al mundo?
Vale, esa sí que es una locura. Pero es la locura que impulsa nuestra sociedad, una sociedad que tilda de locos, a todos aquellos que no se apeguen al modelo impuesto en todo el planeta.
Pues bien, con esto termino de enlistarme en las filas de los "locos", de los soñadores, de los inmaduros. Y lo hago sin mirar atrás, sin arrepentimientos. Como debería ser. Porque vale más una vida "inútil" bien vivida, que una vida "útil" y desperdiciada.
Soy un ángel, vine a volar. Y no dejaré que nadie arranque mis alas. "
Este fragmento está dedicado a Isabella Laudi, que fue a la que se le ocurrió la frase que lo inspiró (copiada textualmente como ella la dijo) aunque ella si tiene varios momentos de inspiración, jeje, no como la persona mencionada. Te amo manito (L)
Con esto se despide,
S.C. (co-bloggeando con KyokoD)